No hay que olvidarse de que el banco contrastará toda la información con bases de datos y registros como los de impagados, por ejemplo, por lo que es importante preparar bien toda la documentación y que no haya errores que puedan arruinar todo el proceso.

Los documentos imprescindibles

A la hora de ir a una entidad financiera, se va a pedir en primer lugar el plan de negocio o proyecto. En él es fundamental que esté bien explicado el funcionamiento del negocio, la necesidad de financiación y la cantidad que se va a invertir, así como otros datos relativos a la necesidad de circulante y la capacidad de devolución, lo que debe apoyarse con un presupuesto de tesorería.

La entidad, igualmente, puede solicitar que se presenten facturas proforma o presupuestos de la inversión a financiar, aparte de las declaraciones de Hacienda de los últimos años. Entre ellas, por ejemplo, es habitual que quieran tener los resúmenes anuales de IVA e IRPF o bien de Sociedades, según proceda, así como las trimestrales que se hayan entregado a la Agencia Tributaria y que sean correspondientes al año en curso.

También se suele pedir información sobre la contabilidad en el momento de la solicitud, el detalle de las operaciones de financiación que se tengan con otras entidades, los certificados de estar al corriente en los pagos con Hacienda y la Seguridad Social y la acreditación de los bienes con los que responden los avalistas.

Una nueva entidad

En los casos en los que la empresa vaya a cerrar la operación con una entidad con la que haya trabajado anteriormente, es importante tener presente otra serie de documentos o datos que es común que soliciten. De esta manera, es preciso tener preparada toda la información sobre la actividad del negocio, el volumen de facturación, los principales clientes, recursos humanos, estructura de funcionamiento o socios. También pueden llegar a pedir las escrituras de la sociedad.