Algunas personas viven con insatisfacción porque siempre se comparan con otros trabajadores que tienen más éxito. La envidia es uno de los mayores enemigos de la felicidad. Por ello, un gesto positivo de alegría es dar la enhorabuena siempre a los compañeros de trabajo ante sus triunfos.

Por otra parte, un motivo de infelicidad también es no saber valorar y disfrutar los propios méritos. No quites importancia a cada paso que vas consiguiendo por pequeño que sea. De hecho, es gratificante disfrutar de una evolución y de un proceso a lo largo de los años. Puedes echar la vista al pasado para observar tu punto de partida al finalizar la universidad y disfrutar de dónde has llegado.

Deja de posponer el momento de ser feliz para mañana. Aprende a valorar el trabajo que tienes hoy. Y céntrate en todos los puntos positivos que tiene en vez de en las carencias. Aprende a adaptarte a los cambios de una forma más adecuada. La pérdida de ilusión también es causa de frustración en el trabajo. Igual que sucede en una relación de amor, la rutina puede ser el mayor enemigo de la motivación laboral, sencillamente, porque el trabajador puede estancarse. Por ello, hay que tomar iniciativas para renovar la motivación, por ejemplo, realizar un curso de formación, participar en congresos, leer libros sobre empresa, asistir a conferencias… La felicidad en la oficina también muere al compás de un mal ambiente de trabajo.