En estos días tan complicados por culpa de la pandemia que nos ha tocado vivir, conviene hablar de movimientos ciudadanos como Damos la Cara, una iniciativa abierta que refleja la pluralidad de proyectos de empresas como las que han sido capaces de reinventarse a lo largo de muchas décadas, o las que han irrumpido en los últimos años a través de la innovación apostando por la sostenibilidad, la internacionalización o el desarrollo tecnológico.
En Damos la Cara se pone en valor el compromiso de los trabajadores y empresarios de las empresas familiares no solo con clientes y proveedores, sino también con la sociedad. No hay que olvidar que desarrollan una labor esencial a lo largo y ancho del territorio nacional, contribuyendo desde un punto de vista económico y social al crecimiento del país. Por ello, y porque la crisis provocada por la COVID-19 ha hecho estragos, movimientos como este no han dejado de crecer con el apoyo de varias asociaciones territoriales de empresas familiares que han querido aportar su granito de arena.
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