No pierdas el tiempo en destruirte sino en crecer y potenciarte a nivel laboral. El pensamiento negativo produce agotamiento y también, dolor. Trabaja por y para ti. Es decir, no conviertas en un objetivo el hecho de agradar a los demás. Sé coherente contigo mismo y te será más fácil transmitir energía positiva a los demás. En vez de buscar un juez externo para tu trabajo, aprende a valorarte a ti mismo.

Por supuesto, estate atento a las críticas constructivas y a los comentarios que pueden sumar valor a tu modo de hacer las cosas. En una empresa hay muchos trabajadores. Pues bien, intenta estar la mayor parte del tiempo con aquellas personas que te valoran y te hacen sentir bien. Resta importancia a aquellos compañeros de trabajo con los que no te sientes bien. Pero ten la madurez de trabajar con ellos. Es imposible que te caigan bien todos aquellos que se cruzan en tu camino.

Cuando más desarrollas tu individualidad más fomentas la diferencia respecto a los demás. No quieras ser una fotocopia de nadie más. ¿Cómo puedes saber si te valoras lo suficiente a ti mismo? Escuchando tus emociones en el día a día. Si sientes alegría, ilusión y motivación es señal de que te sientes bien contigo mismo. La ayuda de un coach también puede ayudarte a valorarte mucho más en el ámbito laboral. Aprende a distanciarte tanto respecto del éxito, como respecto del fracaso.