Un territorio de tributación especial como Luxemburgo o Holanda no es lo mismo que un paraíso fiscal. Además, la legislación de todos los países no es exactamente la misma, aunque todos tienen en común su baja o nula tributación para firmas extranjeras. Por ejemplo, uno de los principales motivos que pueden llevar a un empresario a elegir Belice es que este país no facilita información bancaria o fiscal bajo ningún acuerdo de intercambio con otros estados, ni siquiera bajo la sospecha de evasión fiscal.

Crear una sociedad en Belice es casi tan sencillo como rellenar un formulario y la nueva empresa estará (casi por arte de magia) exenta de pagar impuestos. Eso sí, a cambio anualmente deberá abonar al Gobierno una cuota fija de 100 dólares (72 euros), siempre y cuando el capital aprobado para su constitución sea inferior a 50.000 dólares. Mientras que la tarifa máxima para este concepto asciende a 1.000 dólares anuales.

Ese es el símbolico precio que tienen que pagar las sociedades para disfrutar de una situación legal privilegiada, en la que no necesitan auditorías, ni figuran en registros públicos, nadie te puede pillar hagas lo que hagas. Además de todas las ventajas fiscales o legales, los paraísos fiscales se han convertido en el mejor vehículo para adquirir empresas a través de deuda, esto se conoce como project finance.