1. Ubicación

La dirección que el local tiene en un pueblo o en una ciudad es relevante para trabajadores y clientes. Quizá el inmueble no se sitúe en la zona más céntrica de un municipio, pero siempre es importante que ese entorno esté bien comunicado. Por ejemplo, es positivo que cerca de esa dirección se encuentre un aparcamiento próximo. Busca y compara distintos espacios antes de elegir el definitivo. Cuando visites cada local, realiza las preguntas que consideres para tener más información sobre ese lugar.

2. Características del local

Es importante que el espacio de trabajo cumpla con los requisitos indicados para el desarrollo de la actividad que se llevará a cabo en el lugar. Ten en cuenta que puede darse la circunstancia de que tal vez sea necesario realizar alguna mejora en el establecimiento.

3. Contrato de alquiler de oficina

Antes de firmar el documento que da forma al alquiler de ese espacio por parte del profesional, es importante que las partes implicadas lean con detenimiento todas las cláusulas. Existen distintos compromisos que puede asumir quien alquila el local. Quizá tenga que presentar un aval bancario.

4. Análisis de necesidades

Es importante que el local se ajuste a las necesidades del proyecto que vas a emprender. Por ejemplo, la oficina debe tener la amplitud necesaria para que el equipo trabaje de forma cómoda allí.

5. Gastos

Además del precio del alquiler, el profesional hace frente a otros gastos vinculados con el desarrollo de su actividad. Conviene poner en perspectiva esos costes para elegir una oficina que se ajuste al presupuesto inicial.

1. Equipos permanentes

Están integrados por profesionales que de forma habitual desarrollan la misma función en el contexto de ese proyecto. Por tanto, se diferencian de los equipos temporales en que estos últimos tienen una fecha final.

2. Equipos en remoto

Las empresas se reinventan a través de la digitalización para propiciar nuevas formas de colaboración. El teletrabajo hace posible que distintas personas que no se encuentran en la misma oficina, se comuniquen y se impliquen para cumplir los plazos previstos en la entrega de los proyectos.

3. Equipos con un enfoque interdisciplinar

Un equipo no solo puede diferenciarse por el modo de trabajo, sino también por el enfoque que adquiere el grupo que lo integra. Los equipos que tienen un componente interdisciplinar son aquellos que están formados por profesionales de distintas ramas de conocimiento. De este modo, cada experto aporta su experiencia y pone en común su especialidad con los demás. Las distintas disciplinas integradas en este entorno mantienen una interacción.

4. Equipos de trabajo heterogéneos

Trabajar en equipo plantea numerosos beneficios, sin embargo, este proceso también es complejo. Este tipo de colaboración requiere de un aprendizaje. El nivel de dificultad aumenta en el ámbito de un equipo heterogéneo que está compuesto por perfiles muy diferentes. Esta variedad de perfiles pone en valor la importancia de la diferencia. Una de las claves del éxito en este tipo de cooperación reside en el liderazgo.

5. Equipos autodirigidos

Un sistema de estas características está formado por un grupo de profesionales que adquieren autonomía para desarrollar el proyecto, sin que uno de los miembros ocupe un puesto de mayor responsabilidad.

Estos son cinco tipos de equipos de trabajo con los que puedes llegar a colaborar en algún momento.