1. Estilo de vida

El estilo de vida no es fijo y estático a lo largo de la existencia. Sin embargo, el comportamiento del consumidor se alinea con las necesidades de su rutina diaria. Desde esta perspectiva, se centra en sus preferencias mientras que otros aspectos son secundarios.

2. Visión del futuro

Una decisión actual se contextualiza en el presente, pero también está en conexión con el futuro. En un periodo de incertidumbre, por ejemplo, aumentan las renuncias personales y el interés por el ahorro. Una etapa de prosperidad, por el contrario, se refleja en el consumo.

3. Influencia social

El comportamiento del consumidor siempre está expuesto, en mayor o menor medida, a la influencia social. Las tendencias y las modas, por ejemplo, adquieren una visibilidad esencial en los escaparates de las tiendas, en los medios de comunicación y en las conversaciones. El grado de influencia se hace visible a través de diferentes estímulos. Hoy en día, las redes sociales están muy integradas en el estilo de vida de muchos compradores.

4. El precio

El coste del producto es significativo en sí mismo. Además, también puede ponerse en relación con otros artículos. De este modo, es habitual que el comprador compare diferentes marcas. Por otra parte, la visión del precio también puede ponerse en relación con el tiempo necesario para ganar esa cantidad de dinero con el trabajo realizado.

5. Opinión personal

Que un consumidor esté en contacto con la influencia social, no significa que esté absolutamente determinado por ella. De hecho, la opinión personal que tiene sobre una empresa es más relevante todavía. El grado de confianza, por ejemplo, es un pilar importante en la toma de una decisión.

Formalizar una queja por escrito y esperar una solución del establecimiento

Sin embargo, para redactar un documento de estas características deben producirse las condiciones necesarias para ello. A través de lo expuesto, el usuario expresa ante la autoridad competente en materia de consumo que sus derechos han sido vulnerados por algún motivo. Y por medio de la formalización del texto se inicia un proceso de resolución. El documento no solo puede especificar el hecho en sí mismo, sino también, cuál es el motivo de la reclamación y el objeto de la misma.

Antes de iniciar este proceso conviene valorar otras alternativas. Por ejemplo, es positivo que intentes encontrar un acuerdo con los responsables del establecimiento. Tal vez muestren la disposición necesaria para ofrecerte una solución.

Una hoja de reclamaciones contiene los datos que identifican al establecimiento implicado en el motivo de la queja. Y, por otra parte, también consta la identidad y otra información personal del solicitante. Se realizan diferentes copias del documento para que las partes implicadas en el proceso cuenten con la información del caso.

Un establecimiento tiene la responsabilidad de contar con este recurso

A través de esta medida una persona defiende sus derechos ante un establecimiento que los ha vulnerado. Por ello, un negocio debe contar con este recurso para ponerlo a disposición de quien lo demande. De hecho, el establecimiento también puede informar de esta cuestión al cliente por medio de un cartel situado en un punto de gran visibilidad. Por medio de la presentación de una hoja de estas características, el usuario deja constancia del hecho.