1. Enfócate en la búsqueda de una solución

En la gestión de un proyecto hay muchas variables que ponen el acento en preguntas que tienen que ver con el cómo o el para qué. Es decir, con la causa y la finalidad. En cualquier caso, avanza y no te quedes estancado en la reflexión teórica (que debe completarse con el salto hacia la experiencia por medio de la acción).

2. Contextualiza el presente a través de la referencia del futuro

¿Cómo te gustaría percibir el momento actual cuando pasen cinco años? ¿Qué habilidades, competencias e iniciativas quieres potenciar ahora para conseguir los frutos que deseas alcanzar a largo plazo? ¿Qué pasará si no te posicionas en el plano de la acción? El tiempo no es eterno en el mundo de los negocios. Sin embargo, la forma de actuar puede producir el falso espejismo de creer que, definitivamente, es ilimitado. Aunque la visión del ahora cambia cuando contextualizas el instante por medio de la conexión con el mañana.

3. Haz más intentos

El desarrollo de la fuerza de voluntad potencia el talento personal a través de valores como la constancia, la perseverancia, la adaptación al cambio y la gestión de la frustración. Los aciertos no siempre se materializan al primer intento. Pero tienes la capacidad de seguir perseverando y aprendiendo. La fuerza del ejemplo personal resulta una fuente de inspiración en relación con este asunto.

Es decir, puedes observar tu proyección en el espejo de aquellos empresarios, autónomos, empleados, emprendedores y profesionales a los que admiras por su determinación. Una admiración que se extiende más allá del ámbito profesional, puesto que la fuerza de voluntad es un ingrediente que cualquier persona puede cultivar en otras esferas.

4. Estudia y aprende

Un profesional con experiencia que ha completado una trayectoria significativa puede llegar a creer que ya lo sabe absolutamente todo (o lo más importante). Sin embargo, el desarrollo de la fuerza de voluntad comienza con el reconocimiento del desconocimiento y la ignorancia en torno a muchos temas. Estudia y aprende a través de múltiples experiencias: libros, cursos de formación, conferencias, coaching, mentoring…

5. Cultiva el optimismo realista: no todo es posible aquí y ahora

Cuando el ser humano conecta con su fuerza de voluntad, es capaz de mucho más de lo que tal vez había imaginado en un primer momento. Sin embargo, conviene evitar aquellas creencias que alimentan una perspectiva del optimismo llevado al extremo de pensar que todo es posible en la práctica.

Alinea tus objetivos con tus prioridades, habilidades, capacidades y motivación. Emprende un camino que puede llevarte al lugar en el que realmente quieres estar. Y busca una fórmula que te acerque a ese escenario poco a poco.

6. No confundas un posible deseo con una meta en sí misma

Si quieres orientar la dirección de tu fuerza de voluntad, transforma tu deseo en un objetivo medible y realista. Un objetivo que, generalmente, no se describe de forma aislada sino que está en conexión con otros propósitos que dan forma a tu propio proyecto.

Recuerda las palabras de Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. A través de ella influyes de manera proactiva en tu realidad y conviertes los obstáculos en oportunidades de crecimiento.

Tener objetivos equivocados también debilita la voluntad. Cuando te pones metas muy altas, en cierto modo, te haces pequeño o diminuto. Por ello, intenta marcarte obstáculos que estén a tu alcance y que te ayuden a crecer. Piensa en todo aquello que pierdes por la falta de motivación: en primer lugar, pierdes autoestima. Por ello, intenta trabajar tus emociones para estar bien siempre.

Cuando la situación laboral es inestable en la empresa, muchos trabajadores también pierden motivación porque viven más pendientes del miedo al despido y consideran que su esfuerzo es innecesario. Nada más lejos de la realidad, intenta cuidar de ti mismo para poder tener un buen nivel de satisfacción más allá de cómo deriven los acontecimientos.

¿Cuáles son los enemigos de la fuerza de voluntad? El pensamiento positivo, la ansiedad, los conflictos personales, el exceso de perfeccionismo. Vive el día a día y no pienses tanto en el futuro.

Por otra parte, cualquier emprendedor aprende a motivarse para alimentar su fuerza de voluntad a lo largo de los años. Está claro que existen etapas de dificultad en las que resistir resulta una gran fortaleza emocional.

A mayor fuerza de voluntad, más perseverancia, constancia y tenacidad ante un obstáculo. Por el contrario, aquellos que se dan por vencidos ante la primera debilidad, tienen muchas probabilidades de desarrollar una voluntad indefensa y débil. El trabajo es la clave del éxito. Pero detrás de toda voluntad emprendedora también existen unos ideales y objetivos que se desea alcanzar. Lo más importante es que cada emprendedor logre transmitir a su negocio, su propia ética personal que funciona como motor de fondo.

El emprendedor de éxito también suele ser un buen líder que tiene la capacidad de liderar con éxito un equipo de trabajo. Tiene carisma y una gran inteligencia emocional y social que le hace conectar con los demás. De este modo, produce cierta sensación de admiración en el entorno.

En la rutina laboral, es fundamental cultivar la inteligencia para tener buenas ideas. Sin embargo, dichas ideas se quedan en un plano teórico si no van respaldadas por la voluntad práctica que te ayuda a concretar y a materializar tus sueños. Por ello, debe existir equilibrio y armonía entre mente y fuerza de voluntad.

En este sentido, tomar decisiones constantemente es una de las cosas que más puede cansar a un alto directivo o a cualquier trabajador que intenta abrirse nuevas puertas en su futuro. ¿Por qué implica un desgaste intelectual tan importante?

Porque decidir no es tarea fácil, y es que, siempre existe la duda de saber si habría una alternativa mejor a la que se ha tomado. Por ello, una vez que se ha tomado una decisión, es mejor dejar de pensar en ese asunto y no dar más vueltas a la cabeza. Pero además, tener una alta responsabilidad también implica el miedo de poder perderla. De ahí, que a veces, surge la ansiedad ante el temor al fracaso que se deriva del éxito previo.

El descanso no sólo es fundamental para recuperar energía a nivel físico sino que también, la mente y la voluntad necesitan tomarse un respiro. De lo contrario, el exceso de presión puede tener consecuencias graves en forma de malestar. De este modo, la adicción al trabajo no mejora el rendimiento del trabajador, todo lo contrario. El descanso potencia la creatividad porque te ayuda a ver las cosas desde una perspectiva diferente.

Por ello, hay que tener la sabiduría de dar tiempo al tiempo y no acelerar las cosas. Los emprendedores tienen que tomar muchas decisiones desde el principio. Sin duda, la más difícil es precisamente la de montar el negocio o no hacerlo. Por tanto, a partir de entonces, se debe mirar con optismo hacia el mañana.

Desarrollar la fuerza de voluntad es un elemento incluso más poderoso que la motivación. Por ejemplo, una persona que está preparando una oposición es normal que tenga momentos de dudas y de debilidad en donde la motivación cae por completo. Sin embargo, si el opositor ha desarrollado su fuerza de voluntad y está comprometido con la decisión que ha tomado seguirá su camino en positivo. Esta cualidad también es habitual que la desarrollen aquellas personas que han realizado la tesis doctoral. Sencillamente, porque existen muchos momentos del doctorado en los que incluso, la persona tiene la tentación de tirar la toalla. Sin embargo, trabajar por un objetivo lejano es lo que permite desarrollar la constancia y también, sentir una inmensa satisfacción una vez alcanzada la meta.

Esta fuerza de voluntad llevada a la empresa implica ser coherente con las decisiones que se han tomado desde un primer momento. No perder energía en dudas o en miedos sino apostar por el presente y por el futuro de la empresa a base de mucho trabajo y de mucho sacrificio. Cualquier emprendedor debe estar preparado para sacrificarse, para renunciar a otras cosas, invertir más tiempo del necesario en el proyecto, renunciar incluso al propio sueldo durante los primeros meses…

La fuerza de voluntad se funda en la inteligencia. En el conocimiento de las metas y objetivos que guían la voluntad. En momentos puntuales, la motivación crece y en otros decae. Se trata de algo totalmente natural. La falta de motivación se convierte en una preocupación cuando el trabajador arrastra ese malestar durante meses y años. En ese caso, habrá que buscar soluciones y tomar decisiones.