1. Actualiza tu currículum: la formación es clave

Cualquier profesional puede poner el foco en este aspecto de su currículum. Es decir, es recomendable potenciar la formación y apostar, principalmente, por propuestas formativas que tienen una orientación muy práctica. Son experiencias de aprendizaje que impulsan el desarrollo de habilidades, destrezas y competencias.

2. Cuida tu bienestar emocional

Un estado de ánimo positivo puede marcar la diferencia en la forma de afrontar una entrevista de trabajo y en la imagen que el profesional proyecta ante la empresa. A veces, el trabajo o la situación de desempleo influye en la percepción personal. Sin embargo, el valor de un ser humano no está determinado por sus circunstancias laborales. Cuida tu bienestar emocional a través de un estilo de vida activo, una rutina ordenada, planes de ocio gratificantes y un contacto frecuente con tu red de apoyo.

3. Experiencias que aportan valor

Un periodo de desempleo de larga duración puede notarse a través de los huecos vacíos en el currículum. Sin embargo, la persona puede adoptar un rol proactivo para sumar experiencias que enriquecen la carta de presentación. El voluntariado es una de las alternativas a tener en cuenta en este contexto profesional.

4. Valora otras alternativas: emprender motivado por las circunstancias

Hay diferentes perfiles de emprendedores en la actualidad. La decisión de montar un negocio no siempre es fruto de la vocación interna. Las circunstancias externas pueden ser determinantes para dar el paso. Por ello, el emprendimiento es una alternativa que contemplan algunos parados de larga duración que no encuentran nuevas oportunidades de empleo más allá de su constancia en la búsqueda de trabajo.

5. Búsqueda de empleo online y offline

Crea una estrategia de búsqueda activa de empleo centrada en diferentes canales. Es decir, tus acciones pueden enmarcarse en el plano online y offline. Aunque el marco digital es clave para consultar ofertas, enviar el currículum y potenciar la marca personal, las oportunidades pueden surgir más allá de Internet. Es muy importante que tus contactos y tu entorno cercano sepan que estás buscando trabajo.

Ellos también pueden informarte sobre datos interesantes: convocatorias de oposiciones, apertura de nuevas empresas, ofertas que se adaptan a tu perfil, cursos de formación, ayudas para desempleados de larga duración…

6. Autoconocimiento: potencia tus cualidades y fortalezas

La actualización del curriculum vitae es clave en la búsqueda de empleo en un contexto de paro de larga duración. En ese caso, es esencial estructurar la información en torno a un formato que no gira alrededor de fechas concretas. Una programación temporal pone de manifiesto que existen huecos vacíos y periodos de inactividad.

El autoconocimiento, por su parte, es determinante para orientar la búsqueda de trabajo hacia una dirección que mejora el nivel de empleabilidad. ¿Cuáles son tus cualidades, fortalezas y competencias profesionales? ¿Qué valiosos aprendizajes has adquirido a través de tu trayectoria laboral, tu formación académica, las experiencias de trabajo en equipo o la colaboración en proyectos de voluntariado? Pon en valor tu conocimiento y todo lo que puedes aportar a una empresa.

Por tanto, afrontar el paro de larga duración puede convertirse en un proceso muy complejo. Ten paciencia y confianza: en algún instante surgirá una oportunidad que se alinee con tu perfil y tu talento.

Requisitos para cobrar la prestación correspondiente

¿Qué requisitos deben cumplir aquellos profesionales que atraviesan un periodo de desempleo temporal para cobrar la prestación correspondiente? En primer lugar, el candidato debe implicarse en la búsqueda de una nueva oportunidad. Por ello, debe realizar su inscripción para presentarse como demandante de empleo. De este modo, puede optar a aquellas ofertas que se ajustan a su perfil. Este trámite se sitúa como una condición indispensable para cobrar la pensión contributiva cuando el candidato tiene derecho a ello.

Como ya hemos comentado, los seis años anteriores al momento en el que se formaliza la solicitud son esenciales para realizar el cálculo de la cuantía y de la duración. Pues bien, el profesional debe haber cotizado por desempleo durante un mínimo de 360 días contextualizados en ese periodo de tiempo. Esta prestación protege a aquellas personas que, más allá de su implicación profesional, atraviesan un periodo de incertidumbre laboral. Existe un límite en relación con la edad que impide el acceso al cobro de dicha ayuda: el profesional no debe haber cumplido la edad legal para formalizar los trámites de la jubilación. Por otra parte, algunas ayudas son incompatibles con esta prestación. En definitiva, existen diferentes situaciones que pueden representar un motivo de incompatibilidad en la práctica, incluso cuando el profesional sí cumple con otros requisitos exigidos a nivel legal.

La tramitación de la prestación por desempleo no solo implica el cumplimiento de los requisitos enumerados a nivel legal en la actualidad. El proceso también debe iniciarse en el periodo de tiempo indicado para tal fin. Pues bien, el plazo establecido comienza a contar a partir de la última jornada completada en el puesto de empleo. El candidato puede presentar todos los documentos durante los siguientes quince días hábiles señalados en el calendario.

Consulta información de interés a través de un informe de vida laboral

Si quieres consultar cualquier dato sobre tu trayectoria profesional, puedes conocer la información detallada en un informe de vida laboral. El informe no solo muestra los años de experiencia que ha completado un trabajador desde que comenzó su carrera hasta la actualidad, sino que también puede ser determinante para clarificar si puedes optar a algún tipo de ayuda.

Cómo conocer la cuantía definitiva a partir de la base reguladora

¿Y cómo conocer la cuantía correspondiente en caso de tener derecho a cobrar el paro? Existe un dato que es clave en la realización de dicho cálculo: la base de cotización por contingencias profesionales enmarcada en los últimos 180 días. Conviene señalar que las horas extraordinarias no se integran en la evaluación final.

¿Cómo realizar un cálculo aproximado de la cuantía que va a percibir el profesional en los 180 primeros días? Para conocer el dato, se toma como referencia el 70% aplicado a la base reguladora. ¿Y cuál es el porcentaje correspondiente tras haber superado estos 180 días? A partir de la jornada siguiente, el dato se reduce hasta el 50% (una cifra que se mantiene hasta el instante en el que el profesional completa el periodo íntegro de la prestación).

Para clarificar cualquier posible duda sobre el proceso de tramitación de la ayuda, contacta con el Servicio Público de Empleo Estatal.

Finalizar un proyecto por decisión propia

El periodo de desempleo se prolonga desde el instante en el que abandonó su anterior puesto y la fecha en la que se incorpora a su nueva responsabilidad. Por tanto, es una circunstancia temporal y transitoria. Generalmente, tiene una corta duración, sin embargo, puede ocurrir que se prolongue más allá de lo esperado. Incluso cuando la situación está alineada con una decisión personal, la evolución del proceso no depende, únicamente, de su propia voluntad.

Existen circunstancias personales que pueden haber motivado una nueva dirección en la vida laboral. Por ejemplo, volver a estudiar, buscar un empleo en un sector verdaderamente vocacional o iniciar una etapa en otra ciudad. Por otra parte, también puede ocurrir que el profesional decida priorizar el cuidado de un familiar durante un periodo de tiempo.

La decisión interna se enmarca en un contexto en el que también intervienen factores externos

Aunque se trata de una situación que depende principalmente de la decisión personal, la determinación final se toma en un contexto específico. Y algunas de las características del entorno pueden propiciar de forma definitiva la finalización de una colaboración laboral. Por ejemplo, quizá el profesional no se siente plenamente desarrollado en su puesto de empleo. Tal vez cree que no es valorado y reconocido por la empresa de la que forma parte.

Desempleo estacional

Es aquella circunstancia que afecta especialmente a profesionales de sectores en los que la demanda de empleo aumenta durante ciertas estaciones del año mientras que es mínima en otros meses del ciclo. En este caso, la persona observa esta situación de manera previsible a partir de la experiencia vivida en distintas campañas de trabajo en las que el éxito está muy condicionado por el periodo temporal.

Desempleo de larga duración

Una situación que produce auténtico pánico a aquellas personas que a pesar de que buscan trabajo con constancia y esfuerzo, no pueden evitar sentirse víctimas del desánimo cada vez que reciben una negativa en una entrevista de trabajo o no obtienen una respuesta en un currículum.

Este desempleo de larga duración también está muy vinculado con el edadismo puesto que existen etapas en las que el riesgo de caer en una situación de este tipo aumenta. Por ejemplo, el desempleo a los 50 años se vive como una experiencia crítica a nivel emocional porque este hecho afecta a la propia autoestima y porque la situación presente también se pone en relación con el momento de la jubilación visto con preocupación.

Desempleo cíclico

En este caso, la situación de empleo o falta del mismo depende de las propias características del sistema macroeconómico. Cuando las empresas atraviesan etapas de dificultad y tienen que reducir gastos, entonces, las plantillas de trabajo se reducen de manera visible. Las circunstancias externas influyen constantemente a los ciudadanos. También, en materia de empleo y contratación.

Lo más probable es que todos los profesionales pasen por algún tipo de desempleo a lo largo de su carrera.

Fase de confianza

Existe una primera fase en el desempleo que es la de la confianza en la posibilidad de encontrar un trabajo a corto plazo. En muchas ocasiones, tras un despido laboral, la persona se toma esos primeros días como unas pequeñas vacaciones a modo de descanso antes de iniciar la búsqueda de empleo. En esta etapa, la persona disfruta de sus relaciones sociales con normalidad.

Primeros síntomas negativos

La confianza poco a poco puede ir desapareciendo cuando la persona descubre que no encuentra un empleo a corto plazo. Y además, recibe información negativa sobre la crisis a través de los medios de comunicación. En esta etapa, surgen los primeros síntomas de desánimo como la falta de autoestima, inseguridad en uno mismo y sentimiento de culpa.

A nivel físico, es posible experimentar algunas molestias vinculadas con el nerviosismo que tiene el organismo por esta situación de incertidumbre. Vivir bajo presión es difícil, todavía más, cuando quien está en búsqueda de empleo puede tener incluso dificultades para conciliar el sueño.

La fase de apatía

Esta fase es la más preocupante porque muestra una falta de motivación absoluta por el presente. Algunos parados se sienten invisibles a nivel social, poco valiosos porque han perdido su sensación de validez por no tener una ocupación.

Estas tres fases, se producen de una forma gradual y no quiere decir que aquella persona que atraviesa la primera fase vaya a caer en las siguientes de forma necesaria porque no se trata de una relación a modo de causa y efecto. Es decir, cuando una persona toma conciencia del punto en el que está puede hacer algo para avanzar. Lo ideal, cuando alguien se encuentra en la etapa de apatía, es hacer un proceso psicológico.

Buscar trabajo es un estímulo más de los muchos que supera un trabajador a lo largo de su vida laboral. Terminar la carrera, sacar una buena nota en un examen, aprobar unas oposiciones, abrir un negocio propio son otra muestra de superación constante. Por ello, para lograr el objetivo de tener un empleo, piensa previamente en todas las metas que ya has superado en tu vida y que aunque, en el pasado te parecieran difíciles, las has conseguido.

Por otra prate, a nivel emocional, conviene eliminar del vocabulario el término parado por el de estar en búsqueda activa de empleo. Simplemente, porque buscar trabajo es uno de los trabajos más exigentes que hay a pesar de no tener una retribución económica a cambio.

Pero más allá de que el malestar sea evidente, hay algo que un desempleado sí que debe evitar. Y es mostrar una desesperación enorme, transmitir pena o lástima. ¿Por qué?

Aquello que desea una empresa es contratar a personal formado y cualificado, que además, traiga unos aires renovados a la empresa. Es decir, traiga ilusión, ganas de hacer las cosas de otro modo, talento… Por ello, teniendo en cuenta que en la mayoría de las ocasiones, el lenguaje corporal delata el estado de ánimo, es una necesidad real desde un punto de vista emocional, aprender a cuidar todos estos detalles para intentar disimular en una entrevista de trabajo o cuando te presentas por iniciativa propia a una empresa, tu sentimiento interior.

Para transmitir seguridad es fundamental mirar de frente, y también, debes mirar a los ojos de tu interlocutor. Mirar hacia el suelo transmite debilidad e inseguridad. Por otra parte, también debes cuidar la postura e ir con la espalda recta. Por supuesto, cuidar tu aspecto físico te ayuda a sentirte mejor contigo mismo, por ello, haz deporte y aliméntate bien porque la conexión entre cuerpo y mente es evidente. El desempleo prolongado es agotador. Por ello, con dicho cansancio, es mucho más difícil tener una búsqueda de empleo activa y regular. Para tener una ocupación, es excelente realizar cursos de formación.

Pues bien, cuando tu jefe te da la triste noticia de un despido, lo mejor es que tomes esta noticia con elegancia al menos delante de él. Ya sacarás tu rabia después y tu enfado. Pero ten en cuenta que no sólo hay que estar a la altura ante un éxito sino también, ante una aparente derrota, cuando las cosas no van tan bien. Digo aparente derrota precisamente, por eso, porque hay que cambiar los conceptos y no asociar el desempleo con un fracaso sino con una situación temporal de la vida de la que se puede aprender mucho.

¿Qué hacer el último día en tu empresa? En primer lugar, vivir de verdad cada minuto, sencillamente, porque se trata de una etapa de la vida que se cierra para dar paso a una nueva. A nivel mental, puedes intentar hacer un balance para recordar las mejores cosas que has vivido allí, todo lo que has aprendido, las personas que has conocido… Esa energía positiva la vas a necesitar para iniciar el nuevo camino de búsqueda de trabajo que te espera.

Por supuesto, también puedes aprovechar tu último día en la empresa para despedirte y desear lo mejor a tus compañeros de trabajo, y también a tu propio jefe. El hecho de no trabajar juntos no significa que tengas que perder el contacto con todos ellos. Es decir, no dramatices a nivel personal ya que el hecho de haber perdido un trabajo no significa que también vayas a perder a esas personas de tu empresa que son importantes para ti. La relación cambiará pero puede que incluso, sea a mejor.

De este modo, aquellas personas que están en paro y cobran el subsidio por desempleo pueden volver a estudiar a la universidad, hacer un módulo de formación profesional o realizar cursos para desempleados con el objetivo de encontrar una nueva puerta en el mercado laboral.

Por otra parte, el tiempo de paro también es la ocasión de realizar todas aquellas cosas que no pudiste hacer mientras estabas trabajando y vivías con la presión del reloj y del rendimiento sobre ti. Por tanto, a veces, vale la pena dedicar un tiempo a descansar para recuperar energías e iniciar la búsqueda de empleo con otra actitud.

El tiempo de desempleo es la ocasión para aprender un idioma o para aprender nuevos conocimientos de informática. También puedes ponerte en contacto con alguna organización para colaborar como voluntario. Así te sentirás útil al realizar una función y podrás seguir teniendo experiencia práctica en el plano profesional. Puedes elaborar una base de datos de todas las entidades que hay en tu ciudad y después, puedes mandar tu currículum a aquellas que más te interesen. El desempleo es una época para pensar en cambios, para dar un nuevo rumbo a tu vida y para abrir la puerta del futuro con ilusión. Sólo así es posible realizar el proceso de búsqueda de empleo con un sentido más profundo.

En primer lugar, conviene explicar que la profesionalidad de una empresa se mide por su transparencia. Es decir, en una entrevista de trabajo te informarán de todos los puntos positivos de tu empleo, pero también, te dirán las posibles desventajas para que estés totalmente informado. Además, también sabrás el sueldo que ganarás por tu trabajo. En caso de que en algún momento te encuentres en una entrevista en la que parece que te están ofreciendo un chollo, entonces, desconfía porque un trabajo es eso: un empleo. Pero no una oferta que se vende al mejor cliente. Al revés, una empresa busca de una forma exigente a sus empleados.

Por otro lado, la seriedad de un proyecto empresarial también se mide por la capacidad de cumplir los plazos y seguir una organización. En caso de que alguna vez te digan en una entrevista de empleo que te llamarán a la semana siguiente, sin embargo, tardan tres semanas más en hacerlo, dedica un minuto a pensar cómo podría ser trabajar en una empresa en la que no se tiene palabra. Es verdad que a veces, esta tardanza puede tener una explicación lógica y justificada pero en otros casos, dicha actitud da una mala imagen.

Otro peligro que a veces surge por la actitud inadecuada del propio candidato al puesto laboral es la que brota de la mentira. Es decir, ante el deseo de acceder al puesto de trabajo algunas personas mienten en su currículum. Pero pronto se sabe la verdad y surge la ansiedad. Por ello, nunca digas que tienes un nivel de inglés alto, por ejemplo, si tu nivel es bajo o medio.

Por otro lado, encontrarte con un entrevistador que tiene malos modales y que te trata de una forma que te hace sentir mal, entonces, tampoco es un buen indicativo de profesionalidad en una empresa en la que estás a tiempo de trabajar o de no hacerlo.

Por otra parte, es esencial que este despido no influya en tu autoestima. Sencillamente, porque una decisión de este tipo no tiene nada que ver con tu valor ni con tu rendimiento, es decir, es una consecuencia derivada de que la propia empresa no funciona bien ahora mismo hablando en términos económicos. Es mejor afrontar este hecho con asertividad, por ello, da las gracias a tu jefe por el tiempo que has pasado, por lo que has aprendido y despídete con amabilidad, pero especialmente, con dignidad.

De hecho, merece la pena que le digas amablemente, que si en algún momento vuelve a necesitar a alguien o si conoce un nuevo puesto de empleo, entonces, agradecerías que contara contigo. A lo largo de toda una vida de trabajo, existen momentos de todo tipo. Situaciones de buena suerte y otras de no tan buena en apariencia, y que sin embargo, pueden ser aquellas que marquen tu futuro de una forma definitiva si aprendes a observar el vaso medio lleno.

Por otra parte, si después de muchos años de trabajo te han despedido de tu empresa, entonces, también te mereces el regalo de darte unas semanas para descansar, disfrutar y no hacer nada. Así luego empezarás más motivado el proceso de búsqueda de trabajo.