1. Consulta las ofertas de empleo cada semana

Encuentra un espacio para consultar nuevas ofertas de empleo en el ámbito empresarial. Incluso aunque tu actual trabajo se ajuste a tus expectativas, sigue valorando otras alternativas que amplían tu campo de oportunidades. Eso no significa que debas empezar a enviar tu currículum a nuevos proyectos. Pero sí es recomendable que estés informado para presentar tu candidatura si surge una propuesta interesante.

2. Actualiza tu currículum

Si la trayectoria profesional está acompañada por el aprendizaje y el desarrollo personal, dicha evolución debe tener su reflejo en el currículum. Es esencial que el documento esté actualizado con datos recientes que hacen referencia a la realización de cursos, la publicación de artículos en revistas de autoridad o el aprendizaje adquirido en un puesto reciente.

¿Pero cómo orientar la información para destacar las habilidades y competencias que se requieren en un puesto de responsabilidad? Pon en valor aquellas experiencias y aprendizajes que se alinean con el trabajo en equipo, el liderazgo y el cumplimiento de objetivos relevantes.

3. Carta de recomendación

Existen diferentes herramientas que potencian la marca personal en la búsqueda activa de empleo. Un currículum actualizado y una carta de presentación muy profesional son dos recursos habituales que el candidato utiliza cuando se implica de manera proactiva en la búsqueda de oportunidades de desarrollo profesional.

Pues bien, existe un tercer ingrediente que refuerza todavía más la experiencia, el talento y la preparación que el candidato puede aportar a la empresa: una carta de recomendación. El punto de vista personal del autor que ha escrito el mensaje complementa el contenido del currículum.

4. Alimenta y cultiva la mentalidad de crecimiento

¿En qué posición te encuentras actualmente? ¿Y qué distancia existe entre el presente y el objetivo profesional que quieres lograr? Es probable que en el camino experimentes obstáculos, límites y dificultades. Pero eso no quiere decir que dichos factores sean insalvables. El modo de analizarlos también influye en la manera de afrontar cada reto.

Es esencial cultivar una mentalidad de crecimiento para llegar a acceder a un cargo de responsabilidad. Para ello, valora tus fortalezas, tu talento y tus cualidades, pero no te quedes estancado en el nivel de conocimiento que posees actualmente. ¿Quieres llegar a posicionarte como un experto? Prepárate para afrontar nuevos desafíos por medio de la formación continua.

La visualización del objetivo profesional no garantiza que el propósito se materialice en la carrera laboral. Sin embargo, si deseas desarrollar una mentalidad de crecimiento, es recomendable que te concentres en aquellas acciones, tareas y metas que dependen de ti.

5. Promoción interna

Las oportunidades de crecimiento profesional pueden contextualizarse en otros proyectos corporativos. Cuando un candidato forma parte de una gran empresa, desarrolla su labor en un espacio que crea una amplia oferta de empleo.

Su posición actual en la compañía puede acercarle a nuevos cargos de responsabilidad a través de la promoción interna. En ese caso, la entidad selecciona a un empleado que esté cualificado para el desempeño de las tareas.

6. Desarrolla nuevas habilidades

Puede ocurrir que una persona no esté actualmente preparada para asumir un puesto de responsabilidad, pero el objetivo sí se presenta como viable a largo plazo. ¿De qué depende esa posibilidad? Del desarrollo de nuevas competencias que se alinean perfectamente con el objetivo final.

¿Cómo acceder a un puesto de responsabilidad en el ámbito laboral? Crea un plan de acción que sea realista a partir de la etapa en la que te encuentras.

1. Acompaña al equipo en el afrontamiento del cambio

Los directivos desarrollan su papel en un entorno incierto que se caracteriza por su permanente transformación. El acompañamiento profesional aporta orientación, apoyo y seguridad al equipo de trabajo. Es decir, crece la resiliencia, la motivación y el nivel de cohesión en el grupo. Además, es esencial que tú mismo te formes y te prepares para adoptar un papel proactivo en los detalles sencillos y en las decisiones complejas.

2. Liderazgo adaptado a las necesidades de una situación

Un directivo puede adoptar un estilo de liderazgo principal, aquel con el que se siente más cómodo e identificado. Sin embargo, la influencia positiva adquiere formas distintas en función del contexto. Es decir, es posible ofrecer diferentes respuesta en el escenario en el que se enmarcan las decisiones. El liderazgo situacional es dinámico y flexible. No asumas un papel paternalista de forma frecuente. Es un modo de comunicación que no potencia el aprendizaje de los profesionales, sino que es probable que se sientan estancados en la rutina de siempre.

3. Escucha atentamente

Un puesto de máxima responsabilidad aporta una visión holística de la empresa. La perspectiva no está determinada por el cargo en sí mismo, sino por su conexión con otros perfiles y empleados. Cuando un directivo mantiene una comunicación eficaz con otras personas y departamentos, obtiene ideas, propuestas de mejora, valoraciones y comentarios que tal vez no había contemplado desde su posición en la compañía. La escucha inspira confianza e influye positivamente en el ejercicio del liderazgo.

4. Conecta con los valores de la empresa

Un directivo ocupa una posición relevante en el organigrama. Representa a la entidad con la que trabaja ante los potenciales clientes, los proveedores y los colaboradores. Por ello, los valores, la cultura corporativa, la misión y la visión sirven de guía a aquel que toma decisiones que influyen directamente en la evolución del proyecto.

5. Establece una rutina más allá del horario laboral

La propia jornada de trabajo puede girar en torno a unos puntos principales. Es decir, crea una hoja de ruta que esté en sintonía con las prioridades y objetivos. Aunque la rutina adquiere un sentido valioso más allá del ámbito corporativo.

Puede acompañarte antes y después de tu horario laboral. Por ejemplo, es recomendable que encuentres momentos para desconectar de las ocupaciones, tareas pendientes y proyectos. El autocuidado y la búsqueda del bienestar pleno merecen un espacio esencial en la programación del tiempo de un directivo. La introspección fortalece el sentido del liderazgo.

6. Intenta dejar una huella positiva en los demás

El papel de un directivo no es actuar como si fuese imprescindible en el grupo. Su presencia es significativa, especialmente, cuando es nutritiva para el entorno. Cualquier experiencia profesional es temporal. Las acciones que realizas ahora tienen consecuencias a corto plazo, aunque a veces pasen desapercibidas.

Pero, especialmente, pueden perdurar a largo plazo en la memoria de otras personas. Así ocurre cuando el directivo, desde su posición, enseña y transmite conocimiento. En ese caso, llega a actuar como un mentor que aporta consejos y orientación.

Un directivo afronta distintos retos y obstáculos en su puesto de empleo. Supera desafíos que surgen en el ámbito corporativo. Pero no está solo en el camino. Y el liderazgo es un buen ejemplo de ello puesto que adquiere un sentido pleno por su conexión con los demás miembros de la empresa.

El miedo a perder la posición alcanzada en la empresa

Tienen dificultades para delegar y, en consecuencia, asumen una elevada carga de trabajo. El propio temor a ser desplazado en su puesto y el exceso de perfeccionismo incrementan el estrés. Es decir, afectan negativamente al bienestar emocional.

Con frecuencia, el miedo a perder la posición alcanzada no se verbaliza de forma clara en la empresa. Sin embargo, el temor sí condiciona la realidad diaria del profesional que afronta cada nueva jornada desde la inseguridad. Se siente vulnerable, sin embargo, no comparte sus preocupaciones con los demás. Existe una gran distancia entre la imagen que proyecta de sí mismo y cómo se siente a nivel interno. A veces, son profesionales que perciben algún tipo de limitación en su formación. Hay que tener en cuenta que es una circunstancia que se produce con frecuencia en un contexto cambiante en el que el aprendizaje constante es una necesidad.

¿Qué efecto produce el síndrome de Cronos en la organización?

El síndrome de Cronos produce un impacto negativo en el conjunto de la organización. Como hemos comentado, el perfil afectado tiene una influencia negativa sobre el entorno. Por una parte, muestra una obediencia absoluta con sus superiores (desea agradarles y causar una imagen positiva). Sin embargo, no inspira al equipo. No guía a los colaboradores en su crecimiento y evolución.

1. Resolución de conflictos

Los conflictos forman parte del trabajo en equipo. La manera de afrontarlos puede complicar un obstáculo todavía más o, por el contrario, simplificarlo. Un directivo con inteligencia emocional posee recursos y herramientas para abrir puertas.

2. Gestión del talento

Las personas se relacionan constantemente con sus emociones y expectativas durante la jornada laboral. Cómo se siente un empleado influye en su nivel de compromiso y en sus decisiones de futuro. La inteligencia emocional es clave para atraer y retener el talento.

3. Prevención del estrés

¿Qué ocurre cuando el entorno de trabajo se convierte en una fuente de estrés habitual? Dicho estrés llega a convertirse en crónico y, en ese caso, afecta a la salud. La creación de un entorno de trabajo amable depende, en gran medida, de un estilo de liderazgo transformacional que está acompañado por el valor de la inteligencia emocional.

4. Habilidades de negociación

Un directivo también debe negociar, planificar estrategias y llegar a acuerdos. Así como un profesional se relaciona con sus emociones durante la realización de su jornada laboral, la información emocional también está muy presente durante una negociación. Es importante que la persona se conozca a sí misma para que tenga empatía con el interlocutor.

5. Fomentar las emociones agradables

Cuando una persona vincula su vida laboral con el recuerdo amable de emociones que son agradables de forma habitual, se siente más implicada en la labor que realiza. Por el contrario, cuando la frustración es un ingrediente frecuente, se produce la situación opuesta.

Qué es un contrato de alta dirección

Son profesionales que tienen plena responsabilidad para cumplir con sus compromisos profesionales en tareas que tienen un impacto directo en el desarrollo de la empresa. El profesional tiene autoridad para estar presente en las decisiones estratégicas de la organización. Por esta razón, también tiene autoridad para representar a la propia empresa en algunos negocios.

En un contrato de estas características, la duración de la vinculación profesional es establecida por ambas partes. Puede existir un periodo de prueba que no debe superar los nueve meses de tiempo.

Baja voluntaria y despido

En un contrato de estas características, el profesional asume la dedicación plena con este proyecto por medio de una relación laboral y para llevar a cabo una colaboración contactual con otra empresa deberá tener la autorización de la organización con la que tiene un contrato de alta dirección con el fin de garantizar que no existe ningún tipo de competencia desleal en esta labor.

En un contrato de este tipo, el profesional puede presentar su baja voluntaria pero en ese caso, debe mostrar su solicitud con un plazo de tiempo muy superior al de un contrato ordinario. Mientras que en un contrato ordinario el plazo es de quince días, en un contrato de alta dirección el plazo es de tres meses. Un plazo del tiempo que es el mismo que debe respetar el empresario si decide despedir al profesional de alta dirección. Una relación laboral que se basa en la recíproca confianza de ambas partes que se comprometen al cumplimiento de sus derechos y obligaciones.

Visión de la organización: no es otra cosa que la capacidad de valorar la empresa más allá de los límites de la propia función, comprender la interrelación entre los diferentes stakeholders y desarrollar la cooperación interfuncional.

Orientación de logros y resultados: preocupación por realizar correctamente el propio trabajo o conseguir los objetivos marcados.

Capacidad de gestión: es clave la orientación al cliente, tener capacidad para tomar decisiones y saber gestionar los recursos, el tiempo y la información.

Negociación: es la capacidad de alcanzar acuerdos satisfactorios para la empresa, descubriendo o creando elementos que generan valor añadido a la relación.

Networking: es la capacidad de desarrollar, mantener y utilizar una amplia red de relaciones con personas clave dentro de la empresa y del sector para establecer alianzas que puedan impulsar el nepocio.

Comunicación: saber escuchar, transmitir ideas y emociones de manera efectiva y con empatía, empleando el canal adecuado en el momento oportuno. También es importante la capacidad de síntesisi y de sacar conclusiones.

Coaching: consiste en una evaluación e dentificación de áreas de mejora, fijación de objetivos y plan de acción, determinación de quién va a ayudar en el proceso y realización de seguimiento de los resultados obtenidos.

Proactividad e iniciativa: es la capacidad de mostrar un comportamiento emprendedor, iniciando e impulsando los cambios necesarios con energía y responsabilidad personal.

Sin embargo, en muchas ocasiones los empresarios tienen problemas para la fijación de salarios. ¿Hay que pagar lo mismo a todos los directivos? ¿Qué cantidades son las correctas? Para medir lo que vale el trabajo de un directivo, lo primero es conocer el sector y averiguar de algún modo las franjas salariales en las que se mueve la competencia. Otra clave es tener en cuenta la importancia que cada puesto tiene en el negocio. Suele ser habitual que en las grandes empresas el director financiero es el mejor pagado, con una retribución media de 123.000 euros anuales, mientras que en la pyme, el director comercial es la figura mejor remunerada, con 71.500 euros al año, aproximadamente.

Por otro lado, es importante no pactar un salario inferior al establecido en el convenio colectivo, salvo que este documento sea derogado por otro posterior con nuevas tablas salariales.