La realización de un proyecto se prolonga a lo largo de varias etapas que están interconectadas. La última describe ese instante en el que el proceso termina. En Empresariados comentamos cinco dificultades frecuentes que se producen en ese escenario.
1. Trabajar bajo presión
La cercanía de la fecha en la que finaliza el plazo para gestionar la entrega, puede tener su reflejo en un contexto en el que es habitual que los colaboradores trabajen bajo presión (es un factor que se manifiesta en grados distintos).
2. Plazo de tiempo poco realista
Existen errores de planificación que se desvelan con total nitidez hacia el final del camino. Sin embargo, este dato se concreta en la etapa inicial del mismo. En ocasiones, los equipos son conscientes de que tienen que cumplir con un plazo muy ajustado que parece imposible de alcanzar.
3. Dificultades en la comunicación
Como hemos comentado previamente, es habitual que los colaboradores desarrollen habilidades y recursos para afrontar el trabajo bajo presión. Pero durante las jornadas previas a la entrega de un proyecto, la tensión acumulada también puede interferir negativamente en la comunicación entre los compañeros. Por ello, es recomendable poner el momento en su contexto y recordar que se trata de un episodio pasajero.
4. Perfeccionismo
En ocasiones, se pospone la entrega de un trabajo que ya está terminado como consecuencia de un perfeccionismo que no produce efectos positivos en la calidad del proyecto. El proceso de revisión puede volverse interminable para aquel que observa la realidad desde este punto de vista. En definitiva, es recomendable no confundir la búsqueda de la excelencia con la idea de que la perfección existe.
5. Ausencia de previsión ante posibles imprevistos
El exceso de confianza en esta etapa también puede dar lugar a la dificultad para gestionar un imprevisto que requiere de una respuesta inmediata. Aunque el plazo de entrega esté próximo, todavía pueden ocurrir múltiples variables.