La edad, con frecuencia, se convierte en un factor limitante que rompe muchos sueños. Pero, el ejemplo de aquellas personas que después de los 60 hicieron realidad su objetivo de emprender, inspira a otros profesionales. ¿Qué ventajas aporta esta situación? Lo comentamos en Empresariados.
1. Tiempo para descubrir la verdadera vocación
La edad es sinónimo de una experiencia de vida que permite profundizar en torno a las propias vivencias. Es en la madurez cuando tantas personas identifican cuál su gran pasión, esa meta pendiente. Y tal vez sea el momento para iniciar otro camino.
2. Tener en perspectiva la etapa de la jubilación
El emprendimiento está marcado por la incertidumbre y el riesgo. Después de los 60, es posible contextualizar este momento personal en un periodo vital que está próximo al final de la vida laboral. La incertidumbre se reduce cuando la acotas en la línea del tiempo.
3. Contactos
Tienes una larga vida profesional. Una carrera en la que no solo has logrado objetivos relevantes, sino que también has construido una red de contactos. El networking es positivo en el emprendimiento, puesto que puede dar lugar a alianzas y posibles colaboraciones.
4. Sabiduría en la toma de decisiones
El emprendedor tiene unas expectativas más ajustadas a la realidad. Conoce el éxito y el fracaso pero no se identifica con ninguna de estas opciones. Diferencia su esencia del triunfo o la derrota como circunstancias que influyen en la propia biografía profesional. El aprendizaje adquirido a lo largo de una larga carrera se transforma en prudencia y sabiduría para tomar las mejores elecciones.
5. Oportunidad para seguir aprendiendo
La edad, y la forma de interpretarla, en ocasiones se convierte en un límite definitivo. En otras, por el contrario, es un impulso para seguir conquistando metas muy importantes que tienen la forma de un emprendimiento después de los 60 años.