La iniciativa de emprender debe concretarse en una estrategia que resulta viable para el emprendedor. Es decir, cada profesional puede encontrar el camino adecuado para dar forma a su proyecto de emprendimiento. Existen diferentes alternativas que puedes evaluar en un contexto cambiante e incierto. En Empresariados proponemos una selección de ejemplos.
1. Emprender en franquicia
Una franquicia proporciona un soporte que da seguridad a aquellos perfiles que, con frecuencia, buscan otras opciones frente al emprendimiento en solitario. El nombre de una franquicia, que posee una visibilidad significativa en un sector, aporta numerosas ventajas a los franquiciados. Reciben acompañamiento, asesoramiento y formación.
2. Emprender en un coworking
Algunas medidas permiten reducir la inversión inicial destinada a potenciar una idea de negocio. El concepto de coworking está cada vez más extendido no solo en grandes y pequeñas ciudades, sino también en el entorno rural. Algunos coworkers dan sus primeros pasos en el mundo de los negocios en un entorno colaborativo. El coworking facilita la creación de nuevos contactos y alianzas. También ofrece el acceso a un programa de actividades de formación, networking y eventos.
3. Emprender en familia
Una familia unida puede llevar a cabo muchos proyectos personales, pero también profesionales. Con frecuencia, la colaboración de varios seres queridos es determinante para poner en marcha una misión compartida. Además, algunas empresas familiares también prolongan su historia con la implicación de una segunda o una tercera generación.
Cada fórmula tiene sus ventajas, pero también muestra algunos desafíos. El verdadero reto del emprendimiento en familia va más allá del éxito comercial. Es importante que la evolución de la empresa y los conflictos profesionales no repercutan en las relaciones personales. En caso contrario, la incomunicación puede trasladarse más allá de la rutina profesional.
4. Emprender con un socio
Los emprendedores no solo eligen una idea en la que quieren invertir tiempo, recursos y conocimiento. También reflexionan en torno al proceso que van a llevar a cabo para impulsar la idea. A veces, el deseo de dar el primer paso no se concreta, como consecuencia del vértigo que produce la responsabilidad asumida de manera individual. Es decir, algunos profesionales prefieren encontrar otras opciones frente al emprendimiento en solitario.
Por ello, montar un negocio con un socio es una fórmula frecuente. En ese caso, es importante que exista una confianza mutua que sea sincera y plena. Además, las tareas y competencias deben quedar claras y definidas. Por otra parte, es recomendable que la formación y experiencia de cada uno sean complementarias.
5. Montar una tienda de barrio
En ocasiones, un proyecto de emprendimiento requiere de una infraestructura muy desarrollada. Así ocurre con aquellas iniciativas que se materializan con un equipo formado por varias personas. En otros casos, el profesional asume el reto en solitario (sin contar con un socio o sin contratar a más empleados). Una pequeña tienda de barrio puede llegar a posicionarse como un referente en el entorno. Es decir, puede integrarse en la vida cotidiana de los vecinos, por medio de su proximidad y servicio de confianza.
La elección de la localización va más allá de las calles principales. De hecho, las vías secundarias están ganando una gran proyección en la actualidad desde el punto de vista comercial.
6. Emprender un negocio online
Las opciones de emprendimiento se amplían con la aportación de los medios digitales. Si quieres impulsar una idea, que no requiere de una elevada inversión inicial, el contexto online puede inspirarte. El proyecto puede girar en torno a servicios especializados centrados en el conocimiento de una materia concreta. Pero también puede centrarse en la venta de productos.
La incertidumbre y el cambio se perciben con más intensidad en el emprendimiento actual. Pues bien, existen diferentes alternativas para dar forma a un proyecto propio.