Habitualmente, el proceso de emprendimiento se orienta hacia la creación de un pequeño negocio. Una idea con gran potencial que, sin embargo, también puede estar condicionada por errores frecuentes (que enumeramos a continuación en Empresariados).
1. Compararse constantemente con los recursos y la capacidad de las grandes empresas
Un pequeño negocio debe ser muy consciente de su realidad. En definitiva, debe conocer cuáles son los medios que tiene a su alcance (para hacer una excelente gestión de los mismos). En este contexto, es posible alimentar una mentalidad centrada en la carencia. Así sucede cuando el responsable compara constantemente el proyecto con el alcance de otras compañías y empresas que disponen de grandes recursos.
2. Reducir en exceso la inversión en marketing
Cualquier proyecto, más allá de su especialidad o su sector, necesita contar con una adecuada estrategia de marketing. Una forma de comunicación que refuerza la visibilidad del nombre de la entidad, sus valores y su catálogo.
El presupuesto de un pequeño negocio puede ser muy limitado. Y, en ese contexto, es habitual tomar decisiones para reducir el gasto en aquellas áreas del proyecto que parecen menos relevantes que otras alternativas. A veces, las acciones de marketing no se implementan con la frecuencia deseada.
3. Permanecer en la zona de confort hasta rozar el estancamiento
La clave del éxito en grandes y pequeños negocios, cada uno desde sus circunstancias, reside en la capacidad de evolución. El contexto es cambiante y, por este motivo, la permanencia en la zona de confort no garantiza el aprendizaje, la transformación y el cumplimiento de nuevos objetivos. Uno de los errores habituales en pequeños negocios es centrarse en exceso en el mantenimiento de aquellas rutinas que funcionan en el presente (sin tener en cuenta que algunas medidas pueden quedar obsoletas después del tiempo). Por ejemplo, la transformación digital también es una necesidad para los pequeños negocios en la actualidad.
4. Ausencia de objetivos realistas (o falta de conexión entre las metas marcadas)
La disposición para trabajar con compromiso y dedicación no alcanza su verdadero potencial cuando el responsable del proyecto desconoce los objetivos que quiere lograr. Por otra parte, también es posible que exista una falta de coherencia entre las metas a corto plazo y los propósitos comerciales a largo plazo.
En definitiva, la ausencia de una dirección clara es un error muy visible en un tiempo de incertidumbre. Y la dirección no surge a partir de las condiciones del escenario exterior, sino que debe buscarse de forma consciente.
5. No responder a los comentarios negativos en Internet
La imagen de un pequeño negocio no solo puede nutrirse y fortalecerse con el elogio y las valoraciones positivas. Las críticas negativas son prácticamente inevitables para un proyecto que transmite una imagen concreta a través de la forma de afrontar una reseña que contiene información de la que el responsable puede aprender. La ausencia de una respuesta asertiva es un fallo a evitar.
6. Analizar la competencia desde una perspectiva principalmente negativa
El nivel de competencia en un sector se integra en el contexto en el que un pequeño negocio realiza su actividad. Es un factor que puede ser muy complejo, sin embargo, conviene no analizarlo únicamente desde un punto de vista negativo.
Y el pequeño comercio también responde de forma positiva ante la competencia por medio de las acciones llevadas a cabo a través de la colaboración y el asociacionismo. Un enfoque que refleja una visión constructiva de la relación con otros competidores. Pero más allá de las acciones concretas que una asociación pone en marcha a lo largo del año, cada pequeño negocio debe liderar de forma individual su éxito.
7. Pensar en pequeño (en términos de resultados y posibilidades)
Pensar en pequeño puede condicionar la evolución potencial del proyecto cuando esa visión incide directamente en los resultados y las posibilidades. Es decir, cuando el responsable del proyecto arrastra creencias limitantes.