Dentro de los cambios que implica la rutina laboral la verdad es que implica un alto desgaste emocional el hecho de llegar nuevo a una empresa, aprender todas las tareas y el modo de trabajo, y además, también, desconocer al resto de compañeros de trabajo. En este sentido, el lado positivo es que dicho desgaste de energía ni se nota gracias a la fuerte ilusión que brota de tener un buen trabajo.
Por ello, a la hora de adaptarte a una nueva empresa es necesario que respetes tu propio ritmo interior y que asumas que te costará más de dos semanas empezar a sentirte uno más. Cuando llegues a la oficina, comprobarás que cada compañero tiene su carácter. Pero en general, siempre hay alguien más abierto que vendrá a presentarse por iniciativa propia.
En ese caso, esa persona te está abriendo el camino porque poco a poco te presentará a los demás compañeros. En caso de que eso no suceda, no dudes tú en tomar la iniciativa y en mostrar interés por conocer a los demás. Súmate a los planes del tiempo de descanso y acude a tomar un café donde siempre podrás intercambiar impresiones y formar poco a poco parte del grupo. Evita siempre criticar a nadie o generar rumores. Muéstrate tal y como eres y verás que los demás saben valorar tu autenticidad.
Para integrarte a una nueva empresa debes mostrar que eres una persona responsable que cumple con su obligación de una forma efectiva. Por tanto, no pierdas el tiempo en asuntos sin importancia porque en tiempos de crisis, lo que necesitan las empresas son trabajadores con motivación, ilusión y fuerza.
Cuida tu imagen y tu look. Para ello, opta siempre por ropa que te aporte una imagen profesional pero especialmente, apuesta por la comodidad y el bienestar. Además, evita comparar constantemente tu nuevo empleo con el anterior y afronta la novedad en positivo. De lo contrario, caerás en la tentación de creer que cualquier tiempo pasado fue mejor.