El emprendimiento, cuando se materializa en la experiencia práctica de la vida, tiene una fase previa de preparación. ¿Qué es lo que deberías hacer antes de dar el salto?
Estudiar la viabilidad de tu idea
Por muy ilusionado que estés con tu idea, no es suficiente con experimentar este nivel de motivación. Somete a prueba la sostenibilidad de esa imagen en la realidad de la experiencia práctica del mundo de los negocios. Este es uno de los pasos más importantes porque si la idea se cae, esto afecta a la arquitectura misma del proyecto que habías visualizado en tu mente.
Contextualiza los plazos en fechas de tiempo
Para que la idea de emprender no se convierta en una meta genérica que se pospone o se aplaza en función de los acontecimientos es recomendable que incrementes tu nivel de control sobre la realidad a través de la planificación. Tú no puedes saber a ciencia cierta cómo se van a desarrollar los acontecimientos externos, sin embargo, sí puedes partir de un plan en el que los pasos tienen un contexto temporal.
Invertir en asesoramiento
No observes el dinero que puedas destinar a buscar asesoramiento e información especializada como un gasto sino como una inversión que te permite tener una visión más completa del emprendimiento visto desde las particularidades de lo concreto.
Valora otras alternativas
Tu nivel de motivación aumenta cuando al observar un escenario con distintas posibilidades tienes clara cuál es tu principal opción de implicación: el emprendimiento.
Cálculo de la inversión y fuentes de financiación
El aspecto económico puede condicionar la realidad misma de un negocio teniendo que hacer ajustes y cambios en el plan previsto. ¿Cuál es el presupuesto necesario para dar forma a esta propuesta? ¿Y cuál es el método de financiación previsto para cubrir esta inversión? Encuentra tus respuestas.