Existe gente tóxica que en vez de aportar una energía positiva en su entorno laboral, es foco de conflictos y problemas. Sin embargo, no sólo los trabajadores son susceptibles de tener comportamientos tóxicos sino que los emprendedores también son vulnerables ante este modo de ser. ¿Qué rasgos definen a un emprendedor tóxico?
Sentimiento de omnipotencia
El emprendedor tóxico es aquel que tiene sentimiento de omnipotencia y un ego excesivo hasta el punto de que valora mucho su labor en la empresa en detrimento de la función que realizan los trabajadores. Es decir, observa la realidad desde la falta de objetividad que produce el orgullo y la vanidad.
Autoestima artificial
Aparentemente, el emprendedor tóxico tiene una gran seguridad en sí mismo y mucha confianza. Sin embargo, se trata de una coraza que utiliza como un mecanismo de defensa para protegerse de posibles amenazas externas. En realidad, a través de esta fachada pretende cubrir complejos interiores.
Se cree demasiado único
Todo ser humano es único e irrepetible, sin embargo, uno de los errores del emprendedor con actitudes tóxicas es que se cree demasiado especial y diferente a los demás. Por el contrario, puede tratar a los trabajadores como si fuesen uno más en medio de la masa. Esto puede suceder cuando se ha vivido en un entorno de adulación excesiva.
No observa la realidad tal y como es
Desde el sentimiento de omnipotencia, con una autoestima artificial y con la sensación de ser demasiado único es evidente que la interpretación que el emprendedor tóxico realiza no es objetiva porque no tiene los pies en el suelo.
No aceptan las críticas
Los emprendedores tóxicos que han asumido el rol de mando en una empresa son también aquellos que no aceptan las críticas como una parte importante del proceso de crecimiento a nivel profesional.