Igual que cuando una pareja tiene un niño pasa un tiempo pensando en el nombre ideal para llamarle, del mismo modo, cuando un emprendedor decide crear un negocio tiene que afrontar el momento de poner el mejor nombre para la empresa. El nombre está vinculado con la personalidad de un proyecto, es la seña de identidad propia. Por ello, date tiempo y no te quedes con la primera idea que te venga a la cabeza. Puedes ir anotando diferentes alternativas porque en algún momento, puede que tengas más claro qué nombre te gusta más.
En este sentido, para crear una conexión especial entre el proyecto y tú, puedes elegir un nombre que lleve tu apellido. Además de esta opción también es una buena idea que el producto sobre el que versa la empresa quede recogido en el nombre final. Así sucede en el caso de proyectos conocidos como, por ejemplo, «Burger King”. Completa el nombre de tu empresa con un concepto que añada una cualidad valorada ante el cliente, por ejemplo, “económico”. En este sentido, es mejor que elijas el concepto que tú quieres destacar ante los clientes y que crees que te diferencia de la competencia. La elección del nombre más que un trabajo a nivel individual puede ser un proyecto de equipo en donde cuentes con algún asesor, por ejemplo, un publicista. Y también, con la opinión de terceros, por ejemplo, personas de tu familia en las que puedes confiar.
En otros casos, también es posible hacer uso de la creatividad más absoluta, sin ningún tipo de lógica, para crear una palabra sonora que te guste de verdad, con la que nombrar tu negocio. Los nombres ingeniosos quedan más fácilmente guardados en la mente del receptor. Para finalizar, a la hora de elegir el nombre ideal de tu negocio, también puedes inspirarte, sencillamente, en el nombre del lugar donde está montado. Por ejemplo, existen muchos restaurantes que llevan el nombre del lugar en el que están situados.