Aunque el teletrabajo ha experimentado un crecimiento significativo desde la irrupción de la pandemia, todavía existen obstáculos que suponen un límite a su integración en la empresa. Por ejemplo, surgen dudas en torno a cómo medir la productividad de los empleados cuando no están presencialmente en la oficina. Sin duda, la confianza es un valor esencial en la construcción de un vínculo profesional positivo. En definitiva, es recomendable crear un clima de libertad y responsabilidad.
1. Establecimiento de plazos de tiempo
Es aconsejable determinar unos parámetros que sirvan de referencia a la empresa y los trabajadores. Dichos indicadores deben facilitar la organización del tiempo durante la realización de un proyecto. El cumplimiento de un horario parece convertirse en el factor más relevante en la jornada presencial. Pues bien, existe un enfoque complementario que conviene integrar en el teletrabajo: el trabajo por objetivos. De este modo, los objetivos establecidos aportan una referencia clara para evaluar los retos alcanzados y acotar los aspectos a mejorar.
2. Objetivos semanales
La productividad es un elemento clave en cualquier empresa. Por ello, es importante integrarlo en la gestión del talento desde un enfoque positivo. Los empleados alcanzan mejores resultados cuando tienen una meta marcada que aporta una dirección específica. Pues bien, el proceso de planificación se extiende más allá del corto plazo.
Sin embargo, los objetivos semanales son esenciales para hacer un seguimiento de los procesos que se integran en el trabajo. Para evaluar la productividad en el teletrabajo es recomendable poner el acento en la descripción de datos objetivos. Dichos datos pueden contrastarse directamente en la realidad.
3. Disponibilidad
La fórmula del teletrabajo se desarrolla en un contexto diferente al convencional. Es un ejemplo de innovación que incrementa la flexibilidad en la gestión del tiempo. Aunque dicha flexibilidad puede enmarcarse dentro de unos límites que sean beneficiosos para ambas partes. De este modo, es recomendable establecer un horario en el que el profesional esté disponible para atender aquellas comunicaciones que pueden girar en torno a un proyecto. En la jornada laboral también pueden surgir imprevistos que conviene atender de forma proactiva.
Pues bien, el establecimiento de una rutina es clave para no posponer decisiones importantes. Esta medida es básica para facilitar el encuentro y el intercambio de información.
4. Trabajo híbrido
En ocasiones, la implementación del teletrabajo se presenta como un objetivo complejo en el entorno corporativo. Pues bien, existe una fórmula que permite complementar esta experiencia con la colaboración presencial en la empresa. El calendario del empleado muestra una perfecta combinación de jornadas en las que desarrolla su labor desde casa y días en los que forma un equipo presencial con sus compañeros. Muchas empresas prefieren optar por esta alternativa. Es decir, optan por una metodología que combina algunas características del teletrabajo con otras tareas que se desarrollan de manera presencial.
El sistema híbrido aporta el contexto deseado para alimentar el sentimiento de pertenencia en un equipo que se encuentra cada semana en las instalaciones de la empresa.
5. Reuniones de seguimiento
La productividad puede evaluarse a través de la calidad de las tareas llevadas a cabo. Pero es un error centrar la mirada, únicamente, en el plazo final. Existe un proceso que conviene atender por medio de reuniones que son esenciales para clarificar dudas, buscar la retroalimentación, definir los próximos objetivos y dar indicaciones. Pero es importante hacer una óptima gestión de las reuniones. Si se prolongan más de lo necesario, pierden su utilidad práctica y producen un efecto negativo en la motivación del empleado.
Finalmente, existe un factor esencial para evaluar la productividad de los empleados en el teletrabajo: la observación de aquellos factores que pueden percibirse más allá de la distancia.