En la vida de muchas personas, existen maestros que se convierten en un referente y en un apoyo para su carrera. Un maestro es aquel que te abre el camino, te ayuda y cree en ti, es decir, apuesta por tu talento. El mentor fortalece la autoestima de aquel que está al inicio de su carrera ya que la confianza aporta una notable sensación de bienestar. Sin embargo, este regalo no depende únicamente de ti mismo, es decir, también depende de que otras personas que se cruzan en tu camino crean en ti y lo muestren con generosidad. En esencia, tener un mentor es todo un privilegio que debes disfrutar en caso de tenerlo.
En la mayoría de las ocasiones, quedamos a la expectativa de que otra persona se fije en nosotros y en nuestro talento, es decir, nos haga propuestas. Sin embargo, merece la pena tomar la iniciativa sin miedo. Si admiras a alguien, díselo y hazle tú una propuesta. Por ejemplo, cualquier doctorando habla con un profesor de la universidad para pedirle que sea su director de tesis. Pues bien, en la vida laboral en general, puedes estar atento a cualquier tipo de posibilidad.
Un mentor puede ser aquel que te recomiende lecturas de libros, alguien con quien reunirte para ir evaluando el plan de acción trazado, alguien de quien poder aprender… Apuesta por desarrollar la profesión y poner de tu parte. En ocasiones, esta relación con el mentor se desarrolla de una forma natural, sin embargo, en otras, puedes contratar un coach que actúe como tal durante un tiempo.
En esencia, la verdad es que resulta más gratificante a nivel emocional poder contar con el apoyo de un mentor sin que haya dinero de por medio. Cuantos más contactos tengas en tu profesión, más opciones tienes de que alguien quiera ser tu mentor.