La motivación no está determinada únicamente por las circunstancias, sin embargo, tampoco es inseparable de los acontecimientos y las características que fluyen en torno a una situación específica. El emprendimiento plantea un escenario vital en el que la motivación puede surgir por la conexión con distintas variables.
Ejemplo de otras personas
Los emprendedores admiran a otras personas que han dado forma a sus sueños y han conquistado metas significativas. Historias que pueden conocerse a través del ejemplo del cine, la literatura, el networking o Internet.
Observar que otras personas pudieron hacerlo es una invitación para la reafirmación personal en torno a la propia capacidad de seguir ese mismo camino. Una motivación inspiracional en aquellos que a través de su ejemplo transforman la realidad.
Vocación
La búsqueda de la felicidad es una motivación universal para todo ser humano, una felicidad que conecta con un propósito. Para quienes desean emprender un negocio, su desarrollo personal y profesional está muy ligado a la realización de esa misión.
Son tantos los años que un profesional dedica a su vida laboral que la ilusión de trabajar en un entorno de felicidad es la razón de ser del emprendimiento.
Innovación
En el mercado existen muchas propuestas de emprendimiento, sin embargo, aquella persona que toma la iniciativa de emprender observa algo único en su idea, una propuesta diferencial con la que desea sorprender al público objetivo.
Es la fe en su idea la que motiva a los emprendedores más vocacionales, aquellos que han tomado la decisión por una razón interna y no por factores externos.
Superación de la dificultad
Un emprendedor solo lo es realmente cuando diseña un plan de acción para superar un límite. El emprendedor experimenta la motivación de transformar una dificultad en una fortaleza.
Por tanto, el compromiso de los emprendedores depende de varios factores, muchos de ellos, de motivación interna.