Emprender no es fácil. De hecho, aquellas personas que tienen vocación de emprender pueden darse por vencidas al observar todos los obstáculos que tienen que superar. ¿Cuáles son estos límites al emprendimiento?
Dificultades para conseguir financiación
La puesta en marcha de un negocio supone una necesidad de inversión que puede ser mayor dependiendo del tipo de proyecto. A mayor nivel de inversión, mayor dificultad para encontrar los recursos necesarios. De este modo, este factor económico se convierte en motivo de preocupación para aquellos emprendedores que experimentan este estrés financiero.
Trámites para emprender
Las gestiones que debe realizar un emprendedor para poner en marcha su negocio son variadas. Cuestiones relacionadas con Hacienda, el Registro de la Propiedad, el Registro Mercantil o la Seguridad Social son solo algunos de los aspectos que tiene que solucionar el emprendedor. Trámites que resultan más complejos desde la incertidumbre y el desconoccimiento inicial porque emprender no significa saber de todo.
El fatalismo
Se habla mucho sobre el riesgo del exceso de expectativas positivas en el emprendimiento, pero no se analiza tanto el riesgo que una mentalidad fatalista produce en el ánimo de aquel que boicotea su propia capacidad de superación. El fatalismo nace de la dramatización de las propias dificultades y de los riesgos de que algo salga mal.
Un nicho de mercado saturado de ideas
Existen nichos de mercado que están saturados porque se perciben como una fuente de riqueza, y otros nichos de mercado que ofrecen más posibilidades, sin embargo, no despiertan tanto interés en la sociedad.
De esta contradicción, nace un límite importante para el autónomo que puede llegar a tirar la toalla por el miedo de competir contra grandes proyectos en un nicho exitoso en el que parece que todo ya está dicho por el poder de marcas bien posicionadas desde el punto de vista corporativo.