El fracaso es un concepto muy general, sin embargo, en la práctica adquiere matices bien distintos a partir de cada caso. ¿Cuáles son los cuatro tipos de fracaso más frecuentes cuando una persona desea emprender? En Empresariados enumeramos cuatro ejemplos de situaciones posibles.
Mucha teoría pero poca práctica
A veces, el marco teórico roba tanto protagonismo a la acción que el emprendedor imagina en su mente todos los detalles de ese proyecto ideal, sin embargo, pospone el objetivo de montar su negocio pensando que en el futuro siempre habrá un momento mejor que este para intentarlo.
Problemas financieros
El endeudamiento es uno de los grandes temores del emprendedor puesto que este indicativo de contabilidad es un síntoma de que el negocio da pérdidas.
Fracaso inesperado
En un momento en el que el autoempleo se ha convertido en una opción de trabajo el exceso de oferta de nuevos negocios se convierte en una dificultad añadida para la permanencia de aquellas nuevas tiendas que saltan al mercado. Existen emprendedores que creen haber puesto todo de su parte, sin embargo, el resultado es el cierre motivado por los datos.
No existe una ley universal del éxito. Por esta razón, el fracaso también se convierte en un concepto abstracto cuando es imposible determinar cuál fue el detonante definitivo.
Fracasos que impulsan al éxito
Este tipo de fracaso está muy presente en muchas películas de Hollywood que muestran a protagonistas que sueñan con grandes objetivos profesionales, sin embargo, tocan fondo en algún momento del camino. Son fracasos que vistos desde la biografía general del protagonista adquieren una luz totalmente nueva a cuando se observan en el mismo momento en el que sucedieron.
La película «La La Land» muestra este tipo de fracaso que en algún momento resulta inspiracional como punto de inflexión de una vida de éxito.