El ego, sin duda, es la soberbia y la vanidad que tiene aquel que se cree autosuficiente al extremo de no necesitar nada de los demás. La realidad es que todo emprendedor debe tener la humildad de poder aprender de otros compañeros de profesión pero también, debe asumir que su empresa necesita de una forma inevitable de la aceptación de los clientes.
Una cosa es tener una buena autoestima y otra muy diferente tener un ego desmedido. La autoestima potencia el éxito, te hace ser más consciente de tus posibilidades, mejora tus relaciones sociales… Por el contrario, el ego se transforma en soberbia y dicha vanidad crea un muro en las relaciones interpersonales.
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