En generaciones anteriores, muchos profesionales no estudiaron y a pesar de todo, emprendieron un negocio que se convirtió en el sustento de la familia. Hoy en día, la mayoría de los emprendedores tienen estudios aunque no siempre estén relacionados con el tema directo de su negocio. Estudiar una carrera abre puertas tanto si vas a ser emprendedor como si vas a trabajar por cuenta ajena. Sencillamente, porque el conocimiento es una inversión útil y valiosa también para tu vida personal.
Estudiar también es emprender
Sin embargo, aunque los estudios sí son muy importantes para el emprendimiento en tanto que son una buena base de conocimientos técnicos, conviene puntualizar que no es el título universitario el que determina el espíritu emprendedor sino que es la actitud del profesional, sus ganas de materializar un proyecto vocacional, las que de verdad ponen en marcha esa inquietud de crear. Por tanto, la carrera aporta recursos de conocimiento que serán muy valiosos y que son una buena base previa a la experiencia práctica.
Sin embargo, el emprendedor que de verdad valora el conocimiento es aquel que actualiza constantemente su formación a través de la participación en seminarios, congresos de universidad, cursos de verano, lectura de libros especializados… Si una persona quiere ser emprendedora, lo ideal es que el negocio sea una continuación de esa vocación profesional iniciada en la elección de la carrera universitaria. No hay que estudiar una carrera o un FP para ser emprendedor, sin embargo, en ambos casos, el conocimiento siempre es una suma.
El conocimiento siempre suma
Estudiar también es emprender un proyecto personal en el que el estudiante dedica varios años de su vida a prepararse para el futuro. Por tanto, si enfocamos los estudios desde este punto de vista, cualquier emprendedor puede vivirlo como una forma de entrenamiento previo a través del que poder aprender también del liderazgo de algunos profesores que se convierten en mentores de talento.