La seguridad y el abanico de opciones marcan el futuro de las pasarelas de pago en el comercio electrónico

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España cerró el pasado curso situándose en la novena posición del denominado índice DESI (Digital Economy and Society Index), que se encarga de medir a nivel europeo la competitividad digital de cada uno de los países. Se trata de una cifra que encierra un crecimiento significativo en áreas como capital humano, conectividad, integración de la tecnología y servicios públicos virtuales. Si a esto le sumamos los tres mil millones de euros que el gobierno planea inyectar en la digitalización de las pequeñas y medianas empresas a través del programa Kit Digital, está claro que el comercio electrónico deberá asumir que la supervivencia en el sector pasa por mejorar sustancialmente la dotación de sus estructuras.

En este punto cobra especial importancia la protección que los ecommerces han de proporcionar a los usuarios en materia de seguridad. Concretamente, uno de los aspectos más sensibles que acaban siendo determinantes en la fidelización de la clientela y, por consiguiente, en el aumento de las ventas online, es el relativo a la pasarela de pago. Esta no sólo debe cumplir su función a la hora de articular una transacción económica eficiente, sino que además tiene que conseguir que la experiencia del comprador sea lo más grata posible en términos de seguridad.

No hay otra opción si ponemos el foco en la ‘Encuesta nacional sobre el uso del efectivo 2020’ creada por el Banco de España, según la cual sólo el 36% de los españoles afirma seguir pagando con dinero en efectivo, una cifra que ha caído considerablemente desde que en 2014 llegará al 80%. La tendencia marca un descenso evidente que se traduce en una población cada vez más inclinada hacia los pagos telemáticos, como bien dicta el curso natural de las nuevas tecnologías. Ante un escenario así, la idea de mejorar aquellas herramientas que están diseñadas para materializar las compras a través de internet se vuelve imprescindible.

La pasarela de pago de un comercio electrónico es el espacio virtual donde el consumidor, después de haber seleccionado los productos que desea adquirir, abona la cantidad de dinero correspondiente al total de su compra. El proceso se lleva a cabo de manera digital; el usuario aporta una serie de datos personales y bancarios que el sistema debe proteger para evitar que estos queden expuestos de manera pública. Es precisamente aquí donde los ecommerces deben cumplir con todos los estándares de seguridad para vehicular adecuadamente el momento del pago y evitar así riesgos innecesarios.

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Un software compatible

Existen dos aspectos fundamentales que han de tenerse en cuenta para que el rendimiento de una plataforma de pago sea el más práctico posible, siempre atendiendo al tipo de comercio y a los elementos que intervienen en un canal de venta de estas caractcerísticas. De esta forma, el primer detalle sobre el que hay que fijar la atención es el relativo a la compatibilidad del sistema. La página web dedicada a la venta online en la que se pretenda instalar una pasarela de pago tiene que reunir todos los requisitos que exija el software en cuestión, y es que de esto va a depender que una herramienta tan útil como esta sea capaz de desplegar correctamente todas sus funciones.

Es importante cerciorarse además de cuáles son los servicios que incluye la pasarela, ya que cuanto más numerosos sean estos, mayor será también el volumen de clientes al que poder llegar. Así, se recomienda ofrecer pagos con tarjetas de crédito y débito, con Paypal, con transferencia bancaria, con monedas virtuales y a través de dispositivos móviles. Son estas las formas de comprar que están creciendo actualmente entre los consumidores. No en vano, según datos ofrecidos por el barómetro de medios de pago de Mastercard, más de un 80% de los negocios españoles ya incorpora el denominado contactless a través del móvil o mediante tarjeta.

La seguridad en 128 bits

También la seguridad es otro de los elementos sobre el que poner el foco. Indudablemente, se trata del factor básico sin el que no puede entenderse una compra en internet. Los usuarios, como es obvio, exigen que sus datos bancarios no circulen por la red sin la encriptación oportuna que los salvaguarde de un ataque informático. La receta con la que cuenta el comercio electrónico para resolver este asunto en la pasarela de pago se llama protocolo SSL (Secure Sockets Layer) de 128 bits.

Se trata de la tecnología más potente que existe a la hora de cifrar determinada información de carácter sensible, por lo que no es extraño que los entornos digitales acostumbrados a realizar miles de transacciones de dinero al día dispongan de una tecnología así. En este sentido, despuntan sobre todo las entidades bancarias, las plataformas de juegos de azar y los portales de vídeo bajo suscripción. Sin ir más lejos, tanto los bancos como la figura del casino online son especialistas en emplear el certificado SSL para impedir que los números de cuenta y las contraseñas de los compradores queden al descubierto frente a la amenaza de los hackers. Esta implementación lleva años aportando credibilidad en internet a este tipo de sitios web. Es más, atendiendo a los datos de la Dirección General de la Ordenación del Juego, fue gracias a esto que el casino llegó a representar en el último año el 40% de los ingresos del sector. El funcionamiento de este protocolo de seguridad no entraña dificultad alguna: un algoritmo genera claves aleatorias de 128 bits de extensión que la piratería deberá descifrar, cosa prácticamente imposible, si su intención pasa por acceder a los datos personales.

Por último, sólo resta hacer mención a los costes que para un ecommerce lleva aparejada la instalación de una pasarela de pago. Más allá de entrar en cifras concretas, conviene tener claro que no todo se limita al precio de adquisición del software; también es preciso fijarse en las comisiones que la plataforma se lleva por cada operación económica realizada. Antes de adquirir un servicio así es aconsejable analizar minuciosamente cuál será el porcentaje que habrá que dedicar a este concepto.

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