Existen distintos tipos de estrés, uno de los que puede afectar con más intensidad a los empleados es el financiero. De este modo, la persona se preocupa por su situación económica. Esta tensión emocional genera preocupaciones en torno a la incertidumbre de futuro. Pero, en el corto plazo, este tipo de estrés también se percibe en el ámbito más inmediato. Así ocurre, por ejemplo, cuando se producen dificultades para llegar a final de mes.
Efectos negativos del estrés financiero
Aquello que afecta a un empleado también forma parte de la realidad de la propia organización. Este tipo de estrés influye de forma negativa en el nivel de compromiso de un empleado que, como consecuencia de esta perspectiva, decide buscar un empleo que le ofrezca más oportunidades de desarrollo profesional. Esta situación incrementa la rotación laboral con cambios que se materializan de forma recurrente en el trabajo en equipo.
Del mismo modo, el empleado tiene un menor rendimiento y, en consecuencia, los resultados de la empresa bajan. Este tipo de estrés, cuando se mantiene a lo largo de los meses, genera cansancio. Y este estado influye de forma directa en la concentración del afectado.
Medidas corporativas para reducir el estrés financiero
Ante esta situación, una empresa también debe decidir qué papel quiere adoptar respecto a este asunto. Así como una entidad de prestigio se implica para crear un buen clima laboral, también puede adoptar distintas medidas para ofrecer herramientas financieras a los empleados. Por ejemplo, dentro del catálogo de iniciativas de formación que una empresa pone al alcance de los empleados, es posible ofrecer cursos sobre educación financiera.
Los recursos de apoyo que una entidad pone al alcance de los trabajadores son percibidos de forma positiva por la plantilla. Por tanto, el estrés financiero no solo afecta al trabajador sino a la propia empresa.