La creatividad y la innovación son ingredientes esenciales en cualquier tipo de negocio. Sin embargo, la estrategia de una entidad también puede estancarse en la zona de confort. En ese caso, existen procesos y rutinas que se repiten de una manera prácticamente automática.
Qué es la inercia estratégica
El equipo intenta recrear el éxito alcanzado previamente a partir de esas iniciativas. Aunque el pasado de una organización no determina su triunfo futuro. Hay que tener en cuenta que los cambios son constantes en el entorno y en la propia realidad interna del proyecto. La inercia estratégica muestra la tendencia de actuar de forma automática.
La inercia estratégica, en consecuencia, refleja un esquema que conviene actualizar, ampliar y, en ocasiones, superar. Los negocios que tienen cien años de vida son un verdadero ejemplo de inspiración.
Qué consecuencias produce la inercia estratégica
Este enfoque reduce la capacidad de aprendizaje. Un emprendedor encuentra lecciones valiosas que están más allá de la zona de confort. La inercia, por el contrario, se sitúa en el ámbito de la seguridad y de lo conocido. El mantenimiento de una misma rutina se alinea con la búsqueda de resultados previsibles. Pero conviene no establecer una asociación de causa y efecto entre los pasos dados y los logros alcanzados.
El contexto empresarial cambia a una gran velocidad. Por tanto, una estrategia adoptada hace cinco años no tiene por qué ser viable en el presente. ¿Qué efectos produce la inercia estratégica? En primer lugar, influye negativamente en la imagen de marca. Los propios clientes perciben la ausencia de innovación de la entidad. Por otra parte, es una visión que muestra una falta de previsión y de planificación. La inercia se sostiene a partir de las experiencias del pasado. Pero una empresa debe mirar hacia el presente y el futuro que está por llegar.