Existen numerosos motivos para decidir no emprender. La incertidumbre económica es uno de los factores a tener en cuenta. Sin embargo, incluso en un escenario complejo surgen nuevas historias de emprendimiento que inspiran a otros profesionales. Es decir, en entornos complejos también hay razones para dar el paso de montar un negocio.
1. Realización personal y profesional
En ocasiones, la búsqueda activa de empleo no ofrece la posibilidad de encontrar un puesto que se adapte realmente a la formación y expectativas personales. En ese caso, muchos emprendedores deciden darse la oportunidad a sí mismos de impulsar su desarrollo personal y profesional en un proyecto creado a la medida de sus expectativas (pero que sitúa en el centro al público objetivo).
2. Aplicar los conocimientos adquiridos en un proyecto propio
En otros casos, los años de preparación, formación y aprendizaje aportan los recursos y herramientas clave para emprender un proyecto empresarial. Es decir, el emprendedor decide invertir su propio conocimiento en una idea de negocio rentable y con potencial de futuro. Lo que ocurra dentro de un tiempo es una incógnita que siempre está presente en un contexto de incertidumbre. Pero el éxito es un fruto posible cuando hay una estrategia, una óptima planificación y una excelente organización.
3. Trascender más allá de lo inmediato
Un emprendimiento deja huella en el entorno. Puede generar un impacto positivo en la vida de los clientes. También puede ser un referente de inspiración para potenciales emprendedores. Del mismo modo, es una iniciativa que genera puestos de empleo o lazos estables con proveedores. Cuando un profesional materializa un proyecto que ha visualizado previamente en su mente, deja su esencia en la realidad. En definitiva, trasciende a través de sus acciones.
4. Aprender
Algunos emprendedores desarrollan una carrera vinculada a diferentes propuestas de emprendimiento. El camino comienza con esa primera vez que aporta visión, experiencia práctica, habilidades, destrezas y conocimiento. La distancia de la teoría con la realidad del proceso es significativa si el profesional idealiza el trayecto.
Por el contrario, la estrategia llevada a cabo aporta la perspectiva necesaria para confirmar el interés personal por el emprendimiento o, por el contrario, para descartar esa posibilidad a largo plazo. Es una medida que incrementa el autoconocimiento con información clave para responder preguntas que se contestan con más claridad a partir de lo vivido.
5. La incertidumbre siempre va a estar presente
A veces, la incertidumbre económica se convierte en un límite al desarrollo emprendedor. Sin embargo, la incertidumbre siempre va a estar presente, aunque sea de un modo diferente. De hecho, se percibe con especial nitidez en la planificación de un proyecto futuro que tiene varias incógnitas.
6. Mejorar la calidad de vida
Emprender y mejorar la calidad de vida no son conceptos que se relacionan a modo de causa y efecto. El primero puede propiciar el segundo cuando se producen las circunstancias deseadas para que el proyecto evolucione. Los cambios experimentados pueden vivirse en diferentes ámbitos. En ocasiones, el emprendedor alcanza una mayor estabilidad económica que reduce el estrés financiero.
En otros casos, adquiere una mayor flexibilidad horaria que le ayuda a conciliar sus responsabilidades de trabajo y sus compromisos personales. A veces, aumenta el grado de satisfacción personal porque, más allá del nivel de exigencia del propio proceso, se trata de una decisión plenamente elegida. Es decir, el emprendimiento incrementa la libertad personal de quien desea tomar sus propias decisiones. Y es una experiencia que aumenta el salario emocional.
Existen numerosas razones para emprender un negocio que van más allá del aspecto económico. Y la incertidumbre puede vivirse como un límite, pero también como una oportunidad para crecer, trascender y evolucionar.