Las conversaciones con diferentes potenciales emprendedores pueden mostrarnos los distintos motivos que existen para dar el paso de montar un negocio propio. En ocasiones, esta situación parte desde un escenario profesional concreto: el protagonista quiere dejar de ser empleado en un proyecto para liderar su propio emprendimiento. ¿Qué razones frecuentes están detrás de esta expectativa?
1. Conseguir un sueño pendiente
A veces, la búsqueda activa de empleo no se concreta en el acceso a una oportunidad profesional que cumple realmente con las expectativas de desarrollo personal. Más allá de la constancia y el diseño de una estrategia efectiva, ese objetivo parece lejano en la práctica. Pasar de ser empleado a emprendedor, en ocasiones, supone realizar un sueño pendiente.
2. Asumir un puesto de responsabilidad
Todos los puestos de trabajo que forman parte de una entidad grande o pequeña son importantes por el valor que aportan al proyecto. En ocasiones, un empleado visualiza su futuro en un puesto de responsabilidad que le permite tomar decisiones importantes sobre los proyectos en los que participa. Es decir, quiere asumir un rol de liderazgo para reflejar su punto de vista en el proceso.
3. Vivir una rutina profesional que no es repetitiva
La labor de emprendedor es exigente, puesto que sus jornadas pueden prolongarse más allá de las ocho horas de trabajo diario. Especialmente, cuando se encuentra en la fase inicial y quiere implicarse al máximo para que el negocio conecte con los clientes.
Algunos empleados se sienten estancados en una rutina laboral que es previsible y que repite el esquema frecuente. Cada nueva jornada que vive el emprendedor, por el contrario, nunca es completamente idéntica al día anterior. Surgen nuevos objetivos, tareas y novedades que hacen que el presente sea distinto (así como la manera de afrontarlo).
4. Mejorar las condiciones profesionales
Pasar de empleado a emprendedor no supone mejorar las condiciones profesionales de manera directa, a modo de causa y efecto. Pero es una expectativa que sí se encuentra en la base de esta decisión cuando se toma de forma consciente.
El profesional hace balance de las ventajas que le aporta el escenario en el que se encuentra y de cómo puede llegar a evolucionar su situación profesional si desarrolla su perfil emprendedor. Es decir, sus condiciones económicas pueden mejorar de forma significativa, pero a largo plazo.
5. Motivación interna
En periodos de incertidumbre, es posible renunciar a la búsqueda de la verdadera vocación profesional o abandonar objetivos importantes por considerar que su cumplimiento es prácticamente imposible. Sin embargo, existe una fuerza interna que es un auténtico motor en el proceso de emprendimiento: la motivación interna es aquella que conecta con las razones que la persona ha valorado para dar el paso. Motivos que, en ocasiones, hacen que quiera dejar de trabajar como empleada para liderar un proyecto propio. Y, aunque eso implica salir de la zona de confort y seguridad, es un reto que aporta sentido al propio emprendimiento.
6. Aprender a partir de la experiencia
Cuando un profesional pasa de empleado a emprendedor y monta un negocio por primera vez, también tiene un conocimiento previo que puede trasladar a su proyecto. Es decir, la perspectiva y el conocimiento que le ha aportado su puesto de empleo, puede brindarle grandes lecciones sobre los aspectos que conviene cuidar en un proyecto de éxito.
Si te gustaría pasar de empleado a emprendedor, analiza tus motivaciones y tu propósito. Aunque existen razones que se repiten en este contexto, cada historia es particular y concreta. Y la decisión produce consecuencias, así como posibles riesgos (si el resultado no es el previsto). Por tanto, es fundamental meditar dicha cuestión con mucho detenimiento.