La Navidad es una época que no sólo se nota en la familia sino también en las empresas que cada año, organizan cenas o diferentes encuentros con el objetivo de despedir el año de una forma positiva, pero también, con el deseo de poder estrechar lazos entre los trabajadores. Y es que, en medio del rendimiento y de la productividad, a veces, no queda espacio para conocer un poco mejor a aquellas personas con las que compartimos tiempo en la oficina.
Por ello, una cena de empresa es una ocasión para conocer un poco mejor al resto de trabajadores de la empresa. Es esencial acudir con la actitud adecuada, es decir, tener iniciativa y dejar de lado la timidez, buscar temas de conversación que tengan poco que ver con el plano laboral, y lo más importante, intentar seguir manteniendo el contacto cercano con aquellos trabajadores con los que te has sentido bien.
La realidad es que el rendimiento laboral crece en la medida en que una persona se siente bien con aquello que hace y en un ambiente humano. Por ello, es la propia empresa la que debería fomentar este tipo de encuentros entre los empleados. La Navidad es una época de buenos propósitos, y dichos propósitos se notan mucho en el entorno laboral de la empresa.
Por ello, merece la pena adoptar la actitud adecuada para que ese ambiente ideal de buenos propósitos no quede en algo puntual y concreto. Tanto en enero como en junio deben reinar el compañerismo, la capacidad de diálogo, la empatía, debes tener ganas de dar lo mejor de ti mismo para superarte día a día. Lo más importante es saber que una empresa no es el fruto del talento individual sino del trabajo de muchas personas que caminan hacia una misma meta y un horizonte común.