Cualquier emprendedor que abre las puertas de su negocio es consciente de que en el mercado existen otros proyectos interesantes. La competencia no es una amenaza para el propio crecimiento sino un impulso para la búsqueda de la excelencia corporativa. ¿Qué beneficios produce?
Búsqueda de diferenciación
Tu negocio no solo adquiere valor en relación consigo mismo, sino también, en su vinculación con el entorno. Gracias a esta red comercial en el nicho de mercado, tú decides cuál quieres que sea tu estrategia de diferenciación frente a otras empresas que ofrecen productos y servicios similares.
Innovación constante
Esta competencia es un impulso para no quedarte estancado en una zona de confort marcada por la seguridad de lo previsible. Gracias a la competencia, eres consciente de la necesidad de invertir en innovación para ofrecer mejores soluciones a demandas específicas por parte del público objetivo.
Aprendizaje
No confundas la autosuficiencia del emprendimiento con el ego. A través de las ideas viables que están funcionando en el mercado puedes observar a nivel externo cuestiones de negocio de las que aprender a partir de la solvencia de las marcas mejor posicionadas.
Asociacionismo
La competencia no solo puede medirse desde la distancia. Cada vez más acciones comerciales están relacionadas con la unión de alianzas como forma de crear nuevas sinergias comerciales. Así ocurre, por ejemplo, a través de la unión de los pequeños comercios en las asociaciones de comerciantes que ponen en marcha campañas de dinamización del sector.
Atención al cliente
Tus clientes pueden comprar los productos o servicios que tú ofreces en otras tiendas. Cuando tomas conciencia de esto recuerdas que ofrecer una excelente atención al consumidor es el núcleo del trabajo diario en la empresa. Gracias a la existencia de la competencia, eres mucho más consciente de la importancia de cuidar esta experiencia de compra.