Existen proyectos de emprendimiento que tienen una breve vida. Iniciativas que no llegan a celebrar el quinto aniversario. En Empresariados enumeramos cuáles son las cinco causas de fracaso más frecuentes.
1. Emprender sin un objetivo claro
La ausencia de una dirección clara afecta a todos los planos de un proyecto: recursos humanos, marketing, estrategia, inversión, planificación, ventas… La meta es uno de los puntos que conviene clarificar cuanto antes, ya que aporta sentido al proceso.
2. Falta de compromiso
La motivación por una idea de negocio requiere, además, un alto nivel de compromiso asumido de forma consciente. Cuando la implicación cae ante las dificultades, la rutina o la llegada de otras prioridades, la situación repercute de forma directa en una menor dedicación al negocio.
3. Posponer la transformación digital
La inversión en tecnología es muy importante en negocios que surgen en un contexto marcado por la transformación digital. Un reto que no solo implica a grandes compañías sino también a empresas pequeñas.
Las creencias limitantes que surgen en torno a este tema hacen que el responsable pueda llegar a posponer decisiones que, en realidad, son inevitables porque abren puertas que permanecen cerradas cuando no se implementan los cambios necesarios.
4. Falta de conexión con el público objetivo
Cuando un negocio pasa desapercibido ante los compradores potenciales a los que se dirige, no incentiva las ventas. Pero no todos los negocios consiguen destacar y reforzar su imagen de marca frente a la competencia directa.
5. Mala relación entre los socios
En ocasiones, la idea de negocio se gestiona en equipo. Así ocurre cuando dos socios se implican en un proyecto en el que depositan expectativas diferentes. Quizá las prioridades, los valores y la filosofía de ambos no sean compatibles. Los problemas de comunicación y las dificultades para negociar aceleran el cierre de la empresa.
Cinco causas de fracaso en el emprendimiento que muestran algunas de las múltiples situaciones que pueden producirse.