Coaching para no mezclar el trabajo con los sentimientos


Cada persona se relaciona de una forma diferente en el ámbito laboral, sin embargo, lo ideal es encontrar el equilibrio entre trabajo y sentimientos. Las personas que son especialmente afectivas, sienten que el trabajo es como su segunda familia. Algo muy bonito en la teoría, pero en la práctica, duro porque se encuentran con personas que no observan la situación igual. Por ello, en ocasiones se sienten fuera de lugar. Por otra parte, también existen personas que tienen un escudo marcado por lo que observan el trabajo, simplemente, como un medio para realizar una función, de esta forma, el trabajo resulta totalmente impersonal.

Este tipo de personas, en raras ocasiones, tienen una sensación de pertenencia a un grupo porque observan el trabajo, únicamente, en términos matemáticos. En tercer lugar, también existen personas que ejercen el control y manipulan a los demás al tomar el rol de perseguidoras y de salvadoras. ¿Cómo encontrar el punto exacto a la hora de no mezclar el trabajo con los sentimientos?

En primer lugar, conviene tener muy claro que en el ámbito laboral, las cosas no funcionan igual que en la familia o en el plano de la amistad. Por tanto, actúa en base a los cánones de un contexto profesional. Por otra parte, no caigas en la inocencia de creer que en el plano laboral solo importan los afectos puesto que también es fundamental el interés profesional. Basa tu relación con los demás en los temas laborales, habla de ese tipo de cuestiones. Pero ten en cuenta, también que en el trabajo, es posible hacer alguna buena amistad.

Atender únicamente al afecto y al cariño puede impedirte crecer a nivel profesional, del mismo modo, atender únicamente al trabajo puede hacerte caer en la frustración de renunciar a tu lado emocional en el trabajo. Como siempre, la clave reside en ese difícil equilibrio que solo tú puedes encontrar en base a tu modo de ser, tus necesidades y tus prioridades.

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