Muchos empleados deciden cambiar de aires para mejorar su desarrollo profesional. Salir de una empresa la cual hemos estado prestando nuestros servicios durante mucho tiempo no es sencillo. En ocasiones se llegan a perder las formas cuando se desea cambiar de trabajo o se comunica el despido. La vida da muchas vueltas, por eso lo ideal es abandonar el puesto de trabajo con educación y buenas maneras, para dejar un buen recuerdo a todas las personas con las que hasta el momento se estaba trabajando. Hacer las cosas bien se recuerda, queda para toda la vida y marca el futuro de las personas en el mundo laboral.
Una vez hayamos tomado la decisión, lo primero quede debemos hacer es comunicar con suficiente tiempo la salida. Sin embargo, hasta que no tengamos confirmación oficial de incorporación al nuevo puesto de trabajo no es conveniente hacerlo, mejor no precipitarse hasta tenerlo todo bien atado.
Un detalle muy correcto es buscar un sustituto. Esto facilita en gran medida las cosas de la empresa si la decisión ha sido tomada por el trabajador, además de poder concretar los asuntos pendientes a los compañeros. Además, si la persona que se marcha forma y aconseja a quien le va a reemplazar, la situación será mucho más productiva.
Las ventajas de actuar con educación son muchas. Por una parte, los compañeros te pueden ayudar a buscar un empleo en el futuro. Es decir, se convierten en contactos que te pueden servir en un tiempo. Es posible también que tu antigua organización llegue a ser un cliente o proveedor del ex empleado, de modo que nunca les des la espalda.
En cualquier caso lo peor que puedes hacer se resume en la siguiente situación: un directivo abandona la compañía de la noche a la mañana por un enfado con la dirección, deja abiertos todos los temas, critica abiertamente a su superior dejándole en evidencia, esto genera miedo entre los compañeros, inseguridad, confusión, mala imagen y posiblemente pérdida de clientes.