Ser empleado es una buena escuela de aprendizaje antes de ser emprendedor para interiorizar la responsabilidad del trabajo bien hecho y para madurar. En la actualidad, existen muchas personas que pasan de ser desempleadas a emprendedoras movidas por las circunstancias externas. Pero también hay casos de trabajadores que se deciden a emprender su propio negocio.
Observación
Aprovecha tu tiempo como empleado para observar desde dentro la vida de la empresa y tomar buenas ideas sobre aquello que quieres modelar y aquellos errores que criticas y no quieres repetir.
Es más fácil hacer contactos de trabajo y encontrar nuevos proyectos de empleo cuando estás en activo que en el desempleo donde el trabajador siente que parte desde cero. Por tanto, aprovecha tu situación para hacer contactos de trabajo en tu actual empresa o para empezar a elaborar otro proyecto.
Desde el punto de vista económico, si tu sueño es ser emprendedor, puedes dedicar tu etapa como trabajador a ahorrar buena parte del dinero que necesitas para iniciar con un pequeño negocio alquilado. Se asumen menos riesgos alquilando que comprando un local.
Conversa con tus compañeros de trabajo y con tu equipo porque en el diálogo del día a día surgen grandes ideas que pueden ser una fuente de inspiración para ti.
Crea tu marca personal
Comienza por crear tu marca personal a partir de un blog de calidad que te convierta en un referente en el sector. Mientras que la situación laboral de una persona puede variar a lo largo de su vida, un blog es un espacio propio del que tú eres dueño. Por tanto, nadie te puede despedir de tu propia web.
Invierte tiempo en la generación de contenidos, investiga sobre temas que te interesen a ti para poder compartirlos también con los demás y enfócate hacia la dirección que te interesa. Tómate las cosas con calma y antes de arriesgar tu puesto como empelado haz balance de las ventas y de los inconvenientes de ser emprendedor.