La incertidumbre es un ingrediente que puede formar parte del emprendimiento y estar presente en diferentes etapas de la vida de un negocio. Sin embargo, la gestión del riesgo es muy importante. En ocasiones, puede convertirse en la razón por la que un emprendedor potencial decide no intentarlo. Y, es que, la incertidumbre puede vivirse y manifestarse en grados diferentes.
1. Encuentra un camino con el que te sientas cómodo
Emprender significa salir de la zona de confort. Pero no implica experimentar un vértigo constante. Encuentra tu ámbito de seguridad durante el proceso de emprendimiento. Tomas decisiones que producen consecuencias a corto y largo plazo. Por ello, analiza los efectos derivados de los pasos que forman parte del camino.
2. Elabora un presupuesto realista
La incertidumbre puede manifestarse a través del plano económico. El estrés financiero es un ejemplo de ello. ¿Cómo incrementar la seguridad ante el futuro? Crea un presupuesto realista y utilízalo como una fuente de información para tomar decisiones.
3. Define el foco y concéntrate en él
En un tiempo en el que numerosos cambios se suceden a una velocidad elevada, la visión de la realidad también puede verse condicionada por el dinamismo continuo. ¿Cómo encontrar algo que permanece en un escenario cambiante? Define el propósito y no pierdas de vista el foco. Ten en cuenta que es luz para el emprendimiento.
4. Genera alternativas para avanzar
La realidad parece empequeñecerse cuando se percibe desde una óptica lineal y previsible. Por el contrario, el emprendedor descubre múltiples matices cuando analiza lo real desde otros puntos de vista. No solo puedes buscar alternativas para solucionar conflictos y problemas. También puedes explorar otras posibilidades para recorrer nuevos caminos, desarrollar una estrategia o crear un plan flexible.
Por tanto, realiza un diagnóstico de situación para contextualizar la incertidumbre y el riesgo en un escenario conocido por ti.