La capacidad de liderazgo se afianza, especialmente, con la experiencia adquirida en los momentos difíciles. La proactividad es un factor clave para evitar que un conflicto se cronifique en el tiempo. Por el contrario, la respuesta proactiva del líder influye positivamente en la evolución favorable de los acontecimientos. En Empresariados compartimos cuatro consejos para desarrollar esta habilidad.
1. Superar las creencias limitantes en torno al conflicto
En ocasiones, este se percibe como un problema incómodo. Pero es una circunstancia que también esconde importantes oportunidades. La mirada del propio líder influye en la interpretación del hecho en sí mismo y en la forma de afrontarlo. Por ello, es recomendable descubrir los aspectos positivos del proceso.
2. Establecimiento de objetivos
La resolución de un conflicto puede alinearse con el cumplimiento de metas que influyen positivamente en el proceso. Conviene poner una atención especial en las metas a corto plazo. El primer paso puede ser determinante para desenredar el nudo que se ha formado.
3. Capacidad de mediación
Con frecuencia, la solución de un conflicto no depende únicamente del líder. Así sucede en aquellos casos en los que varias personas están implicadas en un asunto. La capacidad de liderazgo puede manifestarse a través de un proceso de acompañamiento en el que la mediación está muy presente. Una mediación que es esencial para alcanzar un acuerdo positivo entre las partes.
4. Adoptar el estilo de liderazgo más indicado en cada caso
El estilo de liderazgo no tiene por qué ser lineal en todo momento. Aunque un liderazgo democrático ofrece muchas ventajas, puede complementarse con otros enfoques. Cada situación requiere de una respuesta concreta.
¿Cómo ser un líder proactivo en la resolución de un conflicto? En ese caso, es recomendable que el líder amplíe su formación con cursos de inteligencia emocional y social.