No hay que echar la vista demasiado atrás para dar con una época en la que eran poco numerosas las empresas que requerían los servicios de los programadores web, unos profesionales que no estaban demasiado extendidos por España. Sin embargo, todo empezó a cambiar a principios de los años dos mil.
Por aquel entonces, Internet estaba presente en pocos hogares, por lo que invertir en un perfil de este tipo no merecía la pena a nivel económico. Hoy en día, la situación es justamente la contraria, puesto que cada vez hay más clientes potenciales que contratan servicios o compran productos a través de Internet. Por ende, las empresas requieren portales online que estén a la altura de las expectativas. Para darles forma, precisan los servicios de programadores web.
Ciertamente, esta profesión ya existía unas décadas atrás, pero las tareas de antaño poco o nada tenían que ver con las que desempeñan hoy en día los expertos en la materia. Seguidamente, hablaremos del escenario actual de este sector, abordando su mercado laboral, así como los pros y contras de los dos tipos de profesionales que existen: freelance y programadores web que se incorporan a la plantilla de la empresa en cuestión.
Radiografía del mercado laboral actual en IT
Tal como indican los datos de la fundación Cotec, de todo el empleo generado desde 2020 hasta lo que llevamos de 2025, un 80% corresponde a profesiones como la de programadores y demás trabajos que, de una u otra manera, guardan relación con la informática.
A finales de 2024, según IT Reseller, el ámbito tecnológico empleaba al 6,1% de todos los trabajadores cuyas labores profesionales tenían lugar en el territorio español. Si tenemos en cuenta que, desde 2023, creció un 13% en lo que respecta al mercado laboral, podemos afirmar que estamos ante un sector que previsiblemente experimentará si cabe un mayor auge en años venideros.
Ventajas e inconvenientes de los programadores web freelance
Tras haber analizado cómo está el mercado laboral actual en IT, ha llegado el momento de profundizar en uno de los perfiles más importantes dentro de él: los programadores web. Como hemos dicho antes, los hay freelance y también existen aquellos que se incorporan a la plantilla de una empresa. Cada uno tiene sus pros y contras, empezando por los perfiles más bien independientes.
Lo primero que destaca de ellos es la flexibilidad que proporcionan, así como lo rápido que es posible contratarles, sea cual sea el proyecto que la empresa tenga entre manos. Si es muy ambiciosa y pretende dar forma a una página web que satisfaga las exigencias de los clientes potenciales, puede obtener un muy buen resultado accediendo a perfiles que están no solo altamente especializados, sino también actualizados. Adicionalmente, con los programadores web freelance las empresas reducen los costes fijos, lo cual es de agradecer en una época como la actual.
Como es de esperar, trabajar con un programador web freelance acarrea algunos inconvenientes que no conviene obviar. A largo plazo, estos perfiles suelen mostrar un menor compromiso con la empresa, por lo que su nivel de implicación con los proyectos puede acabar siendo inferior. Por otra parte, es crucial gestionarlo todo bien, ya que en caso contrario terminan surgiendo problemas tanto de coordinación como de comunicación. A todo ello hay que sumar que, si no se integra adecuadamente en la empresa que contrata sus servicios, es muy probable que esté poco alineado con la cultura de la misma.
Ventajas e inconvenientes de contratar en plantilla a un programador
Como acabamos de ver, los programadores web freelance aportan a la empresa algunas ventajas, pero los inconvenientes son demasiado numerosos. Por el contrario, incorporar a la plantilla a un programador trae consigo una menor cantidad de puntos negativos, así como una lista más extensa de pros.
Empezamos por los inconvenientes: el coste fijo es más elevado, mientras que el nivel de flexibilidad disminuye si, por unos u otros motivos, hay cargas variables de trabajo. Adicionalmente, es reseñable que incorporar estos perfiles requiere más tiempo de onboarding.
¿Merece la pena lidiar con la mayor cantidad de horas requeridas para su adaptación? En efecto, puesto que una de sus muchas ventajas se resume en que, al completarse el proceso, se integra perfectamente en la cultura de la empresa.
Con un programador web contratado en plantilla, se obtiene un control directo sobre los procesos, la comunicación y las metodologías, con todo lo positivo que ello conlleva.
Estos perfiles están sometidos a una formación continua que termina beneficiando a la empresa que los contrata, puesto que se especializan más si cabe. Además, el talento acaba fidelizándose y, por tanto, se evita que recale en la competencia.
Por si fuera poco, la empresa en cuestión mejora la marca empleadora. Esto deriva en que acabe atrayendo a más talento, abarcando a candidatos cualificados sin necesidad de dedicar mucho tiempo a dar con ellos.
¿Qué les interesa a las empresas?
Ya hemos visto que cada perfil es muy distinto a pesar de que las labores profesionales que llevan a cabo son idénticas. Así pues, ¿cuál es el adecuado para las empresas? Lo cierto es que depende de las necesidades y preferencias de cada una de ellas.
Por ejemplo, si se trata de una PYME o el proyecto que la empresa tiene entre manos es algo puntual, los programadores web freelance se convierten en la opción ideal. Por el contrario, si el portal online permanecerá años activo o la compañía contratante cuenta con una considerable envergadura, lo mejor que puede hacer es incorporarlo a su plantilla recurriendo a reclutadores expertos como iTalenters que son capaces de dar con los mejores programadores web en tan solo una semana. Por ende, a pesar de optar por un programador web fijo, obtienen la ventaja de los freelance que se resume en la rapidísima contratación.
En ambos casos, a muchas empresas de hoy en día les interesa adoptar el teletrabajo como modelo para algunos de los perfiles con los que trabaja, como precisamente los programadores web. Y es que de esta manera les permite conciliar mejor su vida profesional y la personal, factor que termina traduciéndose en que sean más productivos en el trabajo.