Las creencias limitantes no dependen de la edad. Sin embargo, el tiempo puede hacer que estén todavía más arraigadas en el interior. Algo que ocurre, en ocasiones, en el contexto del emprendimiento cuando el proceso se desarrolla después de los 50 años. En ese caso, surgen diferentes ideas que ponen el foco en el momento vital analizado como una dificultad para dar un paso tan relevante. Algunas creencias limitantes, si se repiten de manera insistente, pueden llegar a condicionar las decisiones profesionales y personales. En Empresariados te damos cinco consejos para vencer su impacto.
1. Las creencias limitantes no describen de un modo objetivo la realidad
Es difícil establecer una distancia cuando ese mensaje se escucha con tanta claridad y pasa a formar parte del diálogo interno. Sin embargo, sí conviene recordar que esa información no describe ni define el contexto real de manera objetiva. ¿Qué le dirías a un emprendedor potencial que tiene una gran idea que no lleva a cabo por falta de autoconfianza?
2. Pon en valor la preparación adquirida en tu carrera profesional
En ocasiones, las creencias limitantes que surgen en torno al emprendimiento después de los 50 están todavía más arraigadas si la persona no tiene experiencia en el mundo de los negocios. Sin embargo, aunque nunca hayas sido autónomo, emprendedor o empresario, sí posees una trayectoria que te aporta visión, conocimiento, recursos y habilidades para dar el paso.
3. Es un paso importante, pero no es definitivo
El miedo a emprender después de los 50 es todavía más determinante cuando ese proceso se percibe como definitivo. Es decir, cuando se afronta como si fuese la única oportunidad de desarrollo profesional. En ese caso, la imagen de un posible fracaso adquiere un dramatismo añadido. Sin embargo, emprender después de los 50, o en cualquier otro momento, es un aprendizaje. Y una iniciativa que no garantiza el desarrollo de resultados positivos, pero sí puede propiciar esa consecuencia.
Las creencias limitantes tienden a interpretar aquello que puede pasar en un tono negativo. ¿Cómo superar esta perspectiva para impulsar el proceso de emprendimiento? Abandona esa posición que te mantiene estancado en la anticipación basada en diferentes suposiciones. Adopta un enfoque constructivo y proactivo que te ayuda a avanzar en la práctica. Es decir, cultiva el valor de la planificación.
4. Conversaciones con emprendedores jóvenes y veteranos
Las creencias limitantes, el síndrome del impostor y las dudas en torno a la propia preparación personal no dependen de una edad específica. Cada profesional puede experimentar sus dificultades cuando se plantea este proceso. Por esta razón, los espacios de encuentro y diálogo sobre experiencias de emprendimiento son tan enriquecedores para todos aquellos que quieren protagonizar su propia historia.
En este contexto, conviene evitar el siguiente error: esperar hasta que esa idea limitante quede en el pasado. Por el contrario, su impacto cambia cuando inicias el movimiento hacia el emprendimiento y pones en duda el significado de esa información.
5. La edad no te define: no te dejes encasillar por el edadismo
Las creencias limitantes que experimentas ahora, o que has tenido en algún momento, no te definen como profesional. No describen tu talento, tus cualidades o tus debilidades.
Y cuando la edad se interpreta desde una óptica negativa en el emprendimiento, surgen creencias que ponen el acento en la idea de que ya es demasiado tarde para montar una tienda, descubrir una iniciativa innovadora o colaborar con un socio. La perspectiva vital, por el contrario, puede aportar una claridad especial en la observación del futuro como un tiempo de oportunidades que es importante aprovechar.
Emprender después de cumplir 50 años no es la única alternativa profesional. Pero conviene no descartar esa posibilidad como consecuencia de creencias que no describen objetivamente la realidad.