Concretar los objetivos de la empresa


Crear una empresa implica mucho esfuerzo, constancia, paciencia y tesón. Pues bien, a la hora de crear un proyecto empresarial es esencial pensar no sólo a corto plazo sino también, a largo plazo. De este modo, existen metas más inmediatas y otras que se programan para dentro de unos meses. Los objetivos son aquellas metas o fines hacia los que se dirige el esfuerzo de un equipo.

Pero en más de una ocasión, el problema de una empresa surge cuando no tiene los objetivos bien definidos y concretados. ¿Cómo deben ser para poder tener validez? En primer lugar, deben ser concretos, es decir, deben quedar claramente espeficificados. Por otro lado, también tienen que ser medibles, es decir, poder cuantificarse. De este modo, es más fácil tener un marco claro de referencias. Por ejemplo, si el objetivo principal es el de aumentar las ventas, este ideal dicho así, es imposible de alcanzar. Para poder trazar un plan de acción debe de concretarse en un tanto por ciento, cuánto se pretende incrementar dicho índice de ventas.

Pero además, siempre es importante que los objetivos sean temporales. Es decir, se puedan realizar en un plazo de tiempo concreto, por ejemplo, en seis meses. Otro rasgo propio de un objetivo válido es que sea realista, de nada sirve ser idealista. Al contrario, el idealismo sólo puede conducir al fracaso y a la frustración de haber puesto metas inalcanzables. La progresión de una empresa debe de ser paulatina para alcanzar el éxito.

Los objetivos sirven para marcar una dirección y un criterio en el trabajo. Especialmente, cuando cae la motivación. De este modo, los esfuerzos se concretan de una forma más sencilla. Para finalizar, el número de objetivos no tiene que ser muy amplio, de lo contrario, se puede rozar el caos. Es bueno poner orden desde el principio estableciendo una prioridad o jerarquía de metas.

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