A la hora de alcanzar el éxito, detrás de toda acción hay un pensamiento. Por ello, para cambiar los resultados, hay que incidir previamente sobre el ámbito anímico. Para tener éxito como emprendedor, antes que nada debes tener fe y confianza en ti mismo, en tus posibilidades y en tu capacidad interior. No cuestiones tu talento ya que este diálogo interior es destructivo y centra tu energía en los resultados que quieres alcanzar. Para ello, ten siempre presente tu meta en cada paso que das. No te guíes por impulsos, por el contrario, es mejor que pienses y que medites las cosas.
Deja de lado a aquellas personas que en vez de motivarte o valorarte de la forma adecuada, matan tus sueños de una forma directa. Por el contrario, escucha de forma activa a todos aquellos que te hablan con sentido común y que te desean lo mejor. Vive con la certeza de que es mejor intentar un sueño y arriesgar que vivir anclado en la pasividad de vivir sin creatividad.
Por otra parte, para alcanzar el éxito en cualquier ámbito profesional es indispensable tener respeto hacia las personas. Por tanto, trata a los demás como te gustaría que te traten a ti mismo. Este consejo es aplicable a la atención al cliente dentro de una empresa, del mismo modo, también se puede poner en práctica en una entrevista de trabajo, en una reunión de empresa, en la rivalidad sana que existe en una oposición, en un examen en la universidad o en cualquier vínculo profesional.
Ten humildad para pedir ayuda cuando sea necesario. Pedir una tercera opinión merece la pena de verdad. ¿Qué es el éxito de verdad? Tener la suerte de poder hacer aquello que te gusta y llevar a cabo un sueño. Es decir, el éxito no se reduce al dinero.