Una empresa familiar está directamente vinculada con el legado creado por sus fundadores. Una seña de identidad que se prolonga a lo largo de distintas generaciones. ¿Cómo proteger aquello que hace que la entidad sea única?
1. Comunicación de principios y valores
Una empresa familiar que se prolonga a lo largo del tiempo atraviesa circunstancias diferentes. ¿Cómo encontrar un hilo conductor que incremente la resiliencia en cualquier escenario? Los principios y valores constituyen un importante legado familiar de tipo inmaterial. Por ello, deben transmitirse a la próxima generación, especialmente, por medio del propio ejemplo. Es importante comunicar esos principios a la sociedad con iniciativas que repercuten en el bien común.
2. Cuidar al cliente externo e interno
La misión de una empresa familiar está alineada con el objetivo de ofrecer un servicio de calidad a los consumidores. La persona se sitúa en el centro de la estrategia comercial. El factor humano es clave para preservar el legado. Por ello, es importante cuidar al cliente interno. A través de él es posible llegar a nuevos compradores. El clima familiar que caracteriza a un proyecto dirigido por personas que comparten vínculos afectivos, también se extiende a los empleados.
3. Ha llegado el momento de afrontar la transformación digital
Una empresa familiar crece por medio de la identificación de nuevas oportunidades. La transformación digital es uno de los retos que se presenta como inevitables. El éxito pasado de un negocio consolidado no garantiza un futuro igual de próspero. Existen propuestas que quedan obsoletas. Ideas que funcionaron en un momento previo y que deben dar paso a nuevas sugerencias. La transformación digital es clave para impulsar la evolución de la empresa familiar. De este modo, actualiza su legado.
Por tanto, para proteger el legado en la empresa familiar es importante analizar la realidad corporativa más allá del aspecto material identificado en el patrimonio.