El síndrome del emprendedor enamorado muestra la realidad de aquellos emprendedores que están tan enamorados de su negocio y creen tanto en aquello que hacen que en ocasiones, llegan a perder el norte de la realidad. Es decir, en medio de esa idealización propia del amor y del entusiasmo que genera la ilusión del enamoramiento, pierden la objetividad, no ven las cosas tal y como son. Por ello, a largo plazo después de haber estado en la nube del amor, es posible sufrir un duro golpe a nivel laboral.
El amor no sólo es un elemento que tiene que ver con las relaciones interpersonales sino también, con el trabajo. De hecho, es maravilloso que una persona tenga fe en si misma y le guste mucho aquello que hace. Pero detrás del amor, también es importante que haya realismo y un espíritu pragmático para poder valorar un proyecto con objetividad. Para ello, puedes pedir opinión a personas de confianza.
El síndrome del emprendedor enamorado también puede reflejar otras carencias personales. Como por ejemplo, que alguien cubra sus carencias internas con la dependencia excesiva de lo laboral. El síndrome del emprendedor enamorado en esencia podría parecer perfecto puesto que nadie se siente tan bien como cuando está enamorado, por ello, la ilusión produce fuerza. Pero en medio del enamoramiento también existen otros capítulos no tan ideales. Como por ejemplo, la decepción que produce ver que las cosas no son tal y como uno pensaba.
Todo enamoramiento profesional tiene que estar basado en el equilibrio para poder atender no solo a los propios esquemas mentales sino también, a los de los demás. Ten en cuenta que un proyecto de éxito necesita contar con clientes, es decir, también tienes que enamorar y seducir con tu idea a los demás.