La palabra equipo es una de las más utilizadas en el entorno laboral actual y en las empresas. Sin embargo, no siempre se tiene una noción acertada de la palabra equipo. De ahí surge el primer error, y es que, al no poder sentar las bases tampoco es posible dar con la verdadera ética del trabajo en grupo. Dentro de una empresa es el jefe el que debe fomentar el valor de equipo, asumiendo los éxitos en colectividad pero también, las derrotas. Evitando las culpas a nivel individual. De este modo, se potencia mucho más el espíritu de superación de una persona.
Otro error habitual en un equipo es que no haya un líder claro, un referente que sea el guía hacia donde se debe caminar. Y es que, cuando falta un líder, entonces, se produce una lucha de egos en donde cada uno quiere sobresalir por encima de los demás y se busca el interés propio por encima del bien conjunto. Por tanto, la falta de humilidad suele ser un error frecuente en el trabajo en equipo.
La humildad te permite posicionarte de la forma adecuada, saber que eres uno más y que puedes aportar tu talento pero que también debes mostrarte receptivo para aprender todo lo que puedas de los demás. Al trabajar en equipo también puede producirse el error de que no estén claramente definidos los objetivos.
Definir un objetivo implica trazar una meta que sea cuantificable, temporal y concreta. Es decir, cuanto más visual, mayor entidad real tendrá. Por el contrario, un proyecto abstracto no es más que una idea hasta el momento en que tome forma. La labor de un coaching también puede ser excelente para orientar a un equipo. Un grupo también puede fallar porque no hay comunicación ni diálogo. La palabra es un nexo de unión y de entendimiento interpersonal.