Las palabras “jurídico, legal, oficinal, público y jurado” se usan con frecuencia para definir algunas de las especialidades de la traducción. No son iguales, pero algunas sí se enfocan en la misma tarea. El problema que presenta el uso de estos términos en esta profesión es que en algunas oportunidades se usan de una manera diferente de acuerdo con el país hispanoparlante en el que se utilicen.
Un ejemplo, son los llamados traductores públicos en algunos países latinoamericanos que serían un equivalente a los jurídicos (cuando se enfocan en esos tipos de textos) y jurados, al mismo tiempo. De hecho, el término “jurídico” se refiere más a los textos a traducir. En otros países, son dos enfoques distintos.
Los títulos laborales de los traductores legales están validados por diferentes organismos públicos o tienen que aprobar algún tipo de examen o validación para poder ejercer su profesión.
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