La importancia de un edificio para las marcas

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A lo largo de estos últimos años, las grandes marcas han buscado estrechar su vínculo con el cliente para tratar de potenciar la fidelidad, al mismo tiempo que buscan trascender de alguna manera y potenciar todavía más su cultura corporativa. En este punto, los edificios juegan un papel fundamental, por lo que se han convertido en una prioridad a la hora de establecer sus sedes centrales.

En España hay muchos ejemplos que corroboran este proceso, como sucede con la Ciudad financiera del Banco Santander, la Ciudad BBVA, el Distrito Telefónica o la Torre Iberdrola. La idea esencial es tener la sede central en un edificio que represente los valores y la cultura de la compañía, al mismo tiempo que generan tanto orgullo en sus trabajadores como admiración en los clientes.

Además, a largo plazo acaban estableciendo un vínculo especial con la ciudad que alberga esta sede central, algo que se ha podido apreciar con el décimo aniversario desde la inauguración de la Torre Iberdrola en Bilbao. Este edificio es, sin lugar a duda, uno de los más icónicos de la ciudad, ya que es el más alto y está situado en un enclave céntrico que acapara todas las miradas.

Por lo tanto, no es de extrañar que muchas empresas hayan apostado por construir su propio edificio para contar con una sede central que se adapte a los valores corporativos. Sin embargo, también se aprecia una tendencia a favor de que estas marcas compren inmuebles icónicos de las ciudades para revitalizarlos e impregnarse con un vínculo muy especial.

La historia es fundamental para generar cultura empresarial

Esto hace que la historia sea cada vez más importante a la hora de generar cultura empresarial, por lo que edificios icónicos se convierten en referentes para las marcas. Esto sucede no solo con las sedes centrales, sino con tiendas, edificios que acogen eventos corporativos de primer nivel, etc.

Por ejemplo, los mejores casinos de España son en su mayoría edificios con muchos años de historia a sus espaldas, pero su uso no se limita a las partidas de póker, la ruleta o las míticas tragaperras. De hecho, algunos de ellos se han centrado en organizar eventos, servir cómo sedes gastronómicas de referencia o acoger espectáculos y exposiciones artísticas.

A su vez, las marcas se fijan en estos edificios para tratar de comprarnos y generar un vínculo especial, una tendencia cada vez mayor y que se puede ver con varios ejemplos interesantes. De este modo, Amancio Ortega ha adquirido recientemente uno de los inmuebles más importantes de Toronto, Massimo Dutti tiene una de sus tiendas más especiales en el Paseo de Gracia en Barcelona o Zara tendrá su establecimiento más grande en el Edificio España en Madrid.

Las marcas se fijan en estos edificios icónicos

Las compañías realizan una inversión importante para estar en estas ubicaciones porque demuestran su poderío internacional, pero también porque son un reclamo tanto para los habitantes de estas ciudades como para sus turistas. Por ejemplo, el edificio más antiguo de la Gran Vía madrileña es actualmente un espacio adquirido por Wow, que ha utilizado este inmueble clásico para revolucionar la forma en la que compramos a través de seis plantas donde conviven decenas de marcas.

La importancia de estos edificios para las marcas no deja de crecer, tanto a la hora de adquirir nuevos inmuebles como a la hora de construir sus propias sedes centrales. Además, el proceso tiene un gran potencial por delante, sobre todo con la globalización y la llegada de nuevas compañías a otras regiones del planeta.

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