Cada empresa es una entidad que a través de sus acciones tiene unas consecuencias en la sociedad. Así como un individuo interacciona constantemente con el entorno, del mismo modo, una empresa hace lo propio desde el punto de vista corporativo. Esta responsabilidad social también muestra la propia deontología de la organización, qué valores y principios la rigen.
Compromiso social de la organización
La responsabilidad social de la organización ofrece un beneficio en una doble dirección. No solo es un bien para la sociedad sino también, para la propia entidad que gana productividad, mejora su posicionamiento en el mercado y mejora su relación con el cliente.
Uno de los puntos más importantes es el compromiso medioambiental de las empresas fomentando el desarrollo sostenible, que armoniza el crecimiento económico y la gestión de los medios naturales en beneficio del bienestar del planeta. Del mismo modo, esta sostenibilidad también fomenta la promoción de la salud puesto que los niveles de contaminación son perjudiciales para la población.
Por tanto, desde esta perspectiva, la empresa no se queda en el análisis interno sino integrado en la comunidad. Del mismo modo, en el contexto ético, los propios trabajadores se desarrollan plenamente como personas. De este modo, también se consolida una cultura de empresa durante los 365 días del año.
Una triple responsabilidad ética
La responsabilidad social empresarial se contextualiza actualmente en el marco de la globalización que fomenta la innovación tecnológica. Esta responsabilidad engloba tres objetivos fundamentales: responsabilidad económica, responsabilidad ambiental y responsabilidad social.
Dentro del ámbito de la responsabilidad social surge la necesidad de incrementar la calidad de las condiciones de trabajo de los empleados por medio de un sueldo justo y también, fomentar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres evitando el freno de ese techo de cristal invisible pero real. También es importante reducir costes de una forma responsable.