Una floristería es un ejemplo de idea de negocio que ofrece una felicidad inmediata a los clientes. De hecho, las flores están presentes en los momentos más importantes de la vida. Pero también, en situaciones cotidianas aprovechando el valor ornamental de estos regalos naturales. Una de las ventajas de montar una tienda de flores es que no se requiere una inversión inicial alta en tanto que un local pequeño puede ser perfecto para dar visibilidad al escaparate interior. Además, mientras que en las ciudades el sector de la moda está más masificado, una flositería te permite apostar por un negocio más innovador, con menos competencia directa.
Motivos para montar una floristería
Aunque haya fechas concretas en las que se produce un incremento en la venta, se venden flores en cualquier momento porque siempre hay quien tiene algo que de celebrar. A su vez, las flores de temporada también van dando paso a nuevas novedades en el catálogo.
Además, este tipo de negocio tampoco requiere de la contratación de mucho personal en plantilla. Para el propio emprendedor, esta idea de negocio se converte en una experiencia creativa, con el aliciente añadido de trabajar directamente con la belleza. Teniendo en cuenta que un emprendedor dedica muchas horas de su vida a su trabajo, una floristería puede ser un entorno muy agradable.
Venta de flores durante todo el año
En cada temporada del año hay eventos concretos que son un incentivo para la venta de flores. Por ejemplo, durante la primavera y el verano cobran protagonismo las bodas, bautizos y comuniones. Durante el otoño, se celebra el Día de Todos los Santos. En invierno, llega San Valentín. A todo ello hay que sumarle la venta de flores para funerales que se producen durante los doce meses. Y también, existe un perfil de cliente que compra flores para su casa por puro placer estético.