El síndrome de Peter Pan de los emprendedores


Los niños son un claro ejemplo de creatividad en tanto que son capaces de crear de la nada un juguete para distraerse durante un rato. En la etapa adulta, detrás de todo emprendedor existe un soñador, una persona que se ilusiona igual que si fuese un niño. Es entonces cuando un emprendedor puede estar bajo el influjo del Síndrome de Peter Pan, cuando enlaza una idea tras otra. En general, las personas que no tienen una visión pragmática de lo que significa emprender, se quedan siempre en la fase de planificación, la más creativa y novedosa en esencia.

En ocasiones, las personas que arrastran una dependencia excesiva respecto del plano laboral, pretenden cubrir de una forma inconsciente, algún tipo de carencia a nivel personal. Son personas que en esa etapa proyectan una seguridad en sí mismas que resulta admirable, parece que tienen la capacidad de superar cualquier obstáculo. Sin embargo, los eternos emprendedores lo son precisamente, porque en raras ocasiones, esas ideas se llevan a cabo. Es decir, quedan como una mera hipótesis que no se concreta a través de un plan de acción, porque la persona más allá de su aparente seguridad, también tiene dudas y miedo al fracaso.

En esencia, un eterno Peter Pan es una persona que tiene miedo a crecer y prefiere quedarse estancada en periodos anteriores de su vida. De esta forma, un eterno emprendedor se queda estancado y se boicotea a sí mismo al no aprovechar ninguna de esas grandes ideas que le pasan por la mente. Por supuesto, en la mente de un emprendedor excesivamente soñador también puede existir el miedo de que las cosas no sean en la realidad tan perfectas como lo son en la mente.

Lo profesional también se alimenta de lo personal, por ell, es importante tener un buen nivel de madurez para tomar la decisión de abrir un negocio.

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